Roca Rey corta dos orejas y conquista la Plaza México
El peruano Andrés Roca Rey, triunfador de la temporada española, conquistó el pasado domingo la Monumental de México. De no ser así, el público, que abarrotó los tendidos numerados (unos 28.000 espectadores), se hubiese ido decepcionado de una corrida de gran expectación y que se puso cuesta arriba.
El valor del peruano y sus enormes deseos tuvieron la fortuna de toparse con un astado bueno, bravo y con emotividad. El capítulo exitoso ocurrió en el último toro, con el que la gente vio su última esperanza para la emoción. Y así fue... Las ajustadísimas gaoneras y chicuelinas tuvieron su cereza con un vibrante inicio de faena en los medios de rodillas. Roca supo darle distancia y tiempo y, en la segunda parte, terminó por consolidar esa pasión que ya había surgido en el ambiente. Los pitones le rozaban los bordados y en cada bernadina se dejaba la vida. Tras recibir pitos en el anterior, firmó todo ese cúmulo de emociones con una estocada perfecta. Cortó dos orejas y salió en hombros de la Plaza México en un momento inolvidable.
Morante de la Puebla no lo pasó bien con su primero, un toro áspero de Xajay al que se quitó de enfrente con decoro. Su segundo, de Teófilo Gómez –una de las ganaderías de mejor procedencia, pero nada querida en Insurgentes–, fue devuelto tras las protestas. Y no por chico, sino por «teófilo». El sobrero fue de Los Encinos y, aunque Morante estaba haciendo un esfuerzo, el público silbó y el sevillano abrevió. Pitos y bronca fue su balance.
Joselito Adame, que reapareció con el escroto suturado por una reciente cornada, tuvo mucho mérito y estuvo verdaderamente bien en el noble segundo de Santa Bárbara. Aunque lo mató de una muy buena estocada, el toro tardó en caer y todo quedó en saludos. A punto estuvo de ser la faena más lucida, hasta que Roca Rey puso la guinda triunfal en el octavo dentro de una tarde en la que Sergio Flores no tuvo opción.