Perdón
caba falta de actitud en los entrenamientos y en los partidos. Ese capítulo se ha superado. El centrocampista demostró ganas de dirigir al equipo ante los rusos y su gesto de encararse al público dejó en segundo plano todos sus intentos futbolísticos.
El litigio de su cesión del brazalete de capitán a Carvajal cuando Marcelo fue sustituido y le entregaba esa autoridad tenía como argumento que los dos llegaron al Real Madrid en 2013 y como el malagueño fue capitán frente al Melilla le dijo al canterano que el siguiente partido lo sería él. Pero el brasileño demostró su falta de «feeling» con Isco al explicar que no sabía por qué debía dar el brazalete a Carvajal. Marcelo ya habló en Roma el 27 de noviembre (0-2), de la necesidad de tener actitud cuando le cuestionaron por el castigo del malagueño.
Su futuro
Solari debe abordar esta falta de relación entre diversos jugadores de su plantilla para conseguir una unidad más necesaria que nunca en un equipo falto de líderes que tomen el timón dentro y fuera del campo. Un conjunto que acusa la carencia de puesta a punto de jefes veteranos como Modric, Kroos, Varane y el propio Marcelo. Ramos intenta tomar las riendas para enderezar la nave, pero no puede hacerlo todo solo. Es defensa y necesita la ayuda de centrocampistas y delanteros que asuman la responsabilidad.
Isco debería ser uno de sus líderes. Era indiscutible con Lopetegui y ha de determinar su futuro. Esta situación es su punto de inflexión. O pide perdón y se concentra en continuar siendo un referente del Real Madrid o no reacciona y se encamina a una realidad complicada y un próximo futuro lejos del club blanco. Hace un año renovó hasta 2022. La decisión es suya.