Musas y clientas
El vestido de novia de la Reina Doña Letizia es una de las piezas icónicas del maestro turolense Un jovencísimo Manuel Pertegaz da los últimos toques a una modelo Maniquíes y el modisto en Barcelona, en 1960
Bibís Salisachs de Samaranch, clienta y amiga, en 2004
La modelo Laura Ponte, con abrigo del diseñador prador querría eliminar de la empresa en el caso de una eventual compra, como ocurrió tras la compra de otras tantas marcas de moda, como Celine, Courreges o incluso Dior en su día.
Posible comprador
Sionín Caus Pertegaz, la única sobrina que lleva unos 20 años involucrada en la casa de modas de su tío, sabe que la enseña tiene un gran potencial, por lo que no se espera una venta inmediata sin un golpe de efecto previo. Es lógico que quieran crear valor, ese intangible tan imprescindible y deseado en las grandes casas de moda. De hecho, podría ser que «El Palacio de Hierro», los grandes almacenes mexicanos, que cuentan con una licencia de Pertegaz para el país azteca, pudiese estar interesado en comprar la empresa.
Pero sin duda, los que a buen seguro están detrás de Pertegaz como lobo silencioso que vigila a su presa desde la lejanía, son los propietarios del Grupo Puig. Para ellos, recientes acumuladores de marcas de moda como Carolina Herrera o Nina Ricci, sería una victoria poseer una marca que se ha considerado barcelonesa durante años. Sobre todo si se tiene en cuenta que los Puig ya tuvieron en su día la licencia para perfumes de Pertegaz, lanzando «Diagonal», «Muy Pertegaz» y «Pertegaz Sport». Pero el acuerdo de Pertegaz con Puig se rompió en 1993, fecha en que los perfumes desaparecieron del mercado. Y un museo en Aragón no vendría tan bien a los deseos de ningún grupo centrado en Cataluña. ¿Estará Federico Martín, alcalde de Olba, subiendo la puja sin saberlo por el precio de la marca Pertegaz e incluso precipitando una buena oferta por parte de alguna empresa catalana con posibles?