ABC (Andalucía)

«Yo elegí esta vida porque sé que Pablo es inocente»

∑ Mientras aguarda el veredicto, la mujer del español acusado de triple asesinato explica su angustiosa espera y cómo afronta el desenlace del nuevo juicio

- JAVIER ANSORENA ENVIADO ESPECIAL A FORT LAUDERDALE (FLORIDA)

Tanya, la esposa de Pablo Ibar, durante el juicio en el tribunal de Fort Lauderdale, en Florida Los jueves son un día especial para Tanya, la mujer de Pablo Ibar. Ese día de la semana, a las seis de la tarde, es cuando el estado de Florida ejecuta a sus condenados a la pena capital. El español estuvo dieciséis años en el corredor de la muerte, temiendo que en cualquier momento llegara su turno. Pero el jueves es también cuando el Tribunal Supremo de Florida anuncia las decisiones sobre sus apelacione­s. Uno de hace casi dos años, el 4 de febrero de 2016, ese órgano judicial anulaba la condena a muerte que se le impuso en 2000 y ordenaba la celebració­n de un nuevo juicio ante los graves errores del abogado de oficio que le había defendido.

Ayer era jueves y Tanya Ibar se movía impaciente por los pasillos de la sexta planta de los juzgados de Fort Lauderdale, en Florida. Desde la víspera, deliberan los miembros del jurado –ocho mujeres y cuatro hombres– que tiene en sus manos la vida de su marido. La decisión puede llegar en cualquier momento.

Tanya ha sido la roca sobre la que Pablo Ibar ha construido su fortaleza para resistir una pesadilla que dura ya casi un cuarto de siglo. Le acusaron de cometer un triple asesinato en una vivienda en 1994, algo que él siempre ha negado: la noche del crimen estaba en casa de Tanya, que entonces tenía 16 años.

Ella ha dedicado su vida a defender la inocencia de Ibar, con el que se casó en la cárcel.

—Sabe que se expone a que digan que lo defiende porque es su marido.

—La gente se confunde. Sí, le quiero, pero no es la razón por la que le defiendo. Es al revés. Yo siempre supe que era inocente y de ahí surgió una relación que acabó como un gran amor.

—El alegato final de la acusación fue muy duro contra Pablo.

—Fue muy duro escucharlo. La defensa ha hecho un trabajo fenomenal, pero la acusación no paró de poner el vídeo [una cámara de seguridad grabó a uno de los dos asesinos y el rostro tiene parecido con el de Ibar] y es algo que puede influir mucho. Me pregunto si los jurados podrán dejar a un lado la emoción y ver la verdad. Y, además, ha habido muchas cosas injustas en el juicio, como que no se discutiera por qué se borraron otras cintas de la víspera del crimen cuando estaban bajo custodia policial.

—En su vida, el paso del tiempo lo domina todo ¿Está cansada de esperar?

—La espera es obviamente la parte más difícil. Cuando te haces mayor y piensas cómo será tu vida… esto no es nada de lo que yo imaginaba. Me ha costado mucho tratar de mantenerme como soy y hacer una vida normal. Siempre piensas que esta situación te acabará desgastand­o, pudiendo contigo. Casi me pongo un montón de botox para no descompone­rme (sonríe).

—¿Vive pensando en cómo sería su vida con Pablo fuera?

—Es así todo el tiempo. Pienso hasta en qué lado de la cama dormiríamo­s cada uno.

—¿Qué le diría a los integrante­s del jurado si pudiera hablarles?

—Les contaría quién es Pablo, por qué es imposible que sea culpable. Y que no lo digo porque le quiero, sino porque estuve con él esa noche.

—Pero optó por no testificar.

—Fue una decisión difícil. Nuestros abogados al final tienen razón en que la acusación acabaría retratándo­lo como un intento de defensa porque es mi marido y sería perjudicia­l.

—¿Se ha arrepentid­o alguna vez de haberse metido en esto?

—Nunca. Yo podría haber tenido otra vida. Podría elegir eso ahora mismo, buscar un marido, no creo que tuviera problema en encontrarl­o. Es algo que me gustaría que el jurado supiera. Elegí este camino muchas veces, porque sé que Pablo es inocente.

«Es imposible que sea culpable, y no lo digo porque le quiera, sino porque estuve con él esa noche»

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EFE
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