LAS PENSIONES NO SE ARREGLAN CON PARCHES
L abultado déficit que registra el sistema de pensiones precisa de un plan serio y ampliamente consensuado para garantizar su sostenibilidad a medio y largo plazo, no meras e improvisadas ocurrencias cuya aplicación, en ningún caso, solventará el problema de fondo. El Gobierno de Pedro Sánchez, por el contrario, maneja una serie de parches fiscales que, más allá de no cubrir las necesidades previstas, acabaría dañando la economía nacional y el bolsillo de la mayoría de españoles. Entre otras medidas, los socialistas plantean eliminar los topes de las bases máximas de cotización, lo que se traduciría en mayores costes laborales para las empresas y una fuerte subida de impuestos para los más de 1,5 millones de trabajadores altamente cualificados que ganan más de 45.000 euros al año. También estudian la creación de un nuevo gravamen sobre la banca y las transacciones financieras que acabarían pagando los clientes, así como una tasa sobre las tecnológicas que ya improvisó el anterior Ejecutivo. Y todo ello sin descartar una mayor tributación sobre el combustible, la renta y el ahorro.
La estrategia de Sánchez consiste, por tanto, en elevar aún más la presión fiscal, pero no resultará, ya que, en primer lugar, la recaudación prevista no alcanza para financiar el mayor gasto derivado del envejecimiento poblacional. Además, al ser España uno de los países con las cotizaciones más altas, el incremento de los costes laborales tan solo lastrará la creación de empleo, obligando a muchos contribuyentes a pagar por dos para sostener el sistema, al tiempo que la clase media se verá, una vez más, golpeada fiscalmente. Este planteamiento no es lógico ni eficaz. España necesita renovar el Pacto de Toledo para reformar el sistema con el fin de reforzar su solvencia.