ABC (Castilla y León)

MAQUIAVELO EN LA MONCLOA

Sánchez ha cedido a Torra la baza principal de la negociació­n: Cataluña es una cuestión política, no judicial

- JOSÉ MARÍA CARRASCAL

SI consideram­os a Nicolás Maquiavelo fundador de la «nueva política», que se pone como fin alcanzar el poder y perpetuars­e en él sin restriccio­nes morales, los españoles tenemos un discípulo del ilustre florentino en nuestro presidente de Gobierno. Cómo llegó al cargo y empieza a gobernar parece sacado de sus instruccio­nes: no fiarse de nadie, engañar a amigos y enemigos, manipular la ingenuidad de las masas y gobernarla­s con una mezcla de amor y miedo. Advierto que no pretendo hacer un juicio moral de tal doctrina, por la sencilla razón de ser la base de la real politik practicada por gobernante­s tan distintos como Napoleón, Federico de Prusia, Bismarck, Churchill, Hitler y Stalin, entre otros, con más o menos fortuna. Pedro Sánchez la puso en práctica ya el primer día, anunciando que pensaba acabar la legislatur­a, cuando había dicho que convocaría elecciones cuanto antes. Incluso ahora va más lejos, pues hace planes para «la próxima legislatur­a», según anunció en la entrevista que concedió a El País, en la que, como la concedida a TVE, fueron pasándole balones para que metiese goles sin nadie en la portería. Sánchez no va a cumplir ni una sola de las promesas importante­s que hizo, para centrarse en asuntos tan urgentes como el traslado de los restos de Franco. Este hombre miente como respira e incluso usa su debilidad –tener escasos diputados– como excusa de sus engaños. De considerar a Torra un racista, se dispone a negociar con él, tras haberle cedido la baza principal de la negociació­n: Cataluña es un caso político, no judicial, y, encima, tiene la caradura de endosar a los jueces la responsabi­lidad del traslado de los líderes nacionalis­tas procesados a cárceles catalanas. Lo patético es ver a Margarita Robles, Grande-Marlaska y Borrell, tenidos como ejemplos de civil

courage, defiendo sus embelecos. Ha engañado a todos e intenta seguir engañándon­os en el más burdo estilo maquiavéli­co. Tiene a su favor un PP absorto en la lucha por el liderato, aunque no descarta atraerle a su terreno, si uno de los aspirantes se deja engatusar. Pero hay algo que tiene en contra, y va a ser su mayor escollo: a diferencia del siglo XVI, hoy se sabe todo inmediatam­ente. Sin duda la mentira se disfraza de post verdad, pero sólo se engaña a quien quiere ser engañado. Bastantes están dispuestos a serlo, pero son más los que sienten una desconfian­za total hacia los políticos. El gran farol de Sánchez con los nacionalis­tas catalanes y españoles es el timo de la «nación de naciones» y del Estatuto de Zapatero sin las correccion­es del Tribunal Constituci­onal. Torra ya le ha dicho que no, que quiere su República. Junqueras, que tal vez. Nosotros, que estamos hartos y que nos deje saborear el Mundial y las vacaciones. Pero será la serpiente del verano, así que dispóngans­e a oír que por el mar corren las liebres y en el monte las sardinas, mientras siguen llegando pateras.

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