ABC (Castilla y León)

Erdogan arrasa en unas elecciones que le dan el poder absoluto en Turquía

∑ El líder islamista revalida su hegemonía en primera vuelta al superar el 50% de votos

- MIKEL AYESTARAN

En sus primeras palabras, Erdogan dijo esperar que nadie arroje «sombras» sobre el resultado electoral

Recep Tayyip Erdogan dio ayer un paso más en la hoja de ruta que él mismo diseñó para transforma­r Turquía en un sistema presidenci­alista y, tras su amplia victoria en la urnas, se convierte en el nuevo «superpresi­dente» del país. El líder islamista, de 64 años, gozará además del apoyo del parlamento, ya que la coalición liderada por el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) obtuvo la mayoría de asientos de la cámara. Erdogan ya tiene los poderes plenos que solicitaba para enfrentars­e a problemas tan graves como la crisis económica o la guerra abierta en la que se encuentra inmerso contra los kurdos en Siria e Irak. Problemas que hasta ahora no había sido capaz de solventar y que llevaron a la oposición a soñar con una posible victoria, o al menos con una segunda vuelta en la que poner a Erdogan contra las cuerdas.

Sin embargo, los resultados oficiales, con el 97% escrutado, otorgaron el 52,8% de los votos al líder islamista, frente al 30% de su máximo oponente, el candidato del Partido Republican­o del Pueblo (CHP), Moharrem Ince, que no tardó en poner sobre la mesa denuncias de fraude.

Turquía vivió unas elecciones con una participac­ión histórica del 87,5%, una muestra más del fervor que despertó una cita doble, ya que se votó tanto para escoger presidente como la composició­n del parlamento.

Los kurdos, en la Asamblea

En ambos casos, Erdogan fue el vencedor y la coalición formada por su partido, AKP, y el ultraderec­hista Partido de Acción Nacionalis­ta (MHP) superó los 300 asientos necesarios, haciendo que ni la entrada en la cámara de los kurdos, que rebasaron el umbral del 10%, suponga amenaza alguna para los planes de Erdogan. El resultado del MHP fue una de las grandes sorpresas, debido a su escasa actividad durante una campaña en la que permaneció a la sombra del AKP.

En sus primeras declaracio­nes tras su victoria, Erdogan dijo esperar que nadie arroje sombras sobre el resultado electoral y que «no habrá vuelta

atrás» desde donde él y su partido han llevado la democracia y la economía. También aseguró que seguirá mejorando los derechos y libertades con determinac­ión.

Atrás quedan semanas de esperanza e ilusiones en una oposición que de-

berá esperar a 2023 para intentar acabar con un mandatario que, desde que llegó a primera línea de la política en 2002, ha ganado todas las elecciones a las que se ha presentado.

El país vive en estado de emergencia y está cada vez más polarizado, pero la Turquía de Erdogan responde una y otra vez a los llamamient­os de su líder y lo hace con disciplina marcial. Desde la oposición se multiplica­ron las denuncias de fraude y cuando estas más fuerte sonaban el portavoz del AKP, Mahir Unal, compareció ante la prensa para definir la jornada de «fiesta de la democracia».

El analista Mustafa Akyol, columnista de «The New York Times», definió en las redes sociales la actual situación en el país como la de «una democracia extremadam­ente intolerant­e y polari-

zada en la que el autoritari­smo reina gracias al apoyo popular, pero que se enfrenta al mismo tiempo a la resistenci­a popular». Un juego de palabras que dibuja la fuerte división interna que Erdogan ha alentado para lograr el objetivo de concentrar todos los poderes en sus manos a base de elecciones.

«Revolución democrátic­a»

Erdogan depositó su papeleta en el barrio asiático de Estambul de Uskudar y no quiso dejar el centro de voto sin declarar a los medios presentes que «junto a estas elecciones, Turquía lleva a cabo una revolución democrátic­a. Por primera vez vivimos una transición hacia el presidenci­alismo», un sistema que permitirá colocar al país «muy alto el listón entre las civilizaci­ones contemporá­neas». Su princi-

pal rival, Muharrem Ince, votó en su provincia natal de Yalova, en el noroeste del país, y tuvo un mensaje de alerta ante el riesgo de fraude, por lo que adelantó su intención de permanecer despierto «hasta que se cuente el último voto».

El líder opositor fue el primero en clamar contra los resultados provisiona­les publicados por la agencia oficial Anadolu, que desde el primer momento otorgaron la victoria a Erdogan. Los opositores llegaron incluso a realizar un recuento alternativ­o de los votos.

Cuando los datos ya estaban claros, la fiesta estalló en esa parte de Turquía que respalda a un presidente que tiene la mesa cargada de frentes abiertos. Durante la campaña Erdogan dio muestras de cansancio, pero con el resultado de estas elecciones

obtiene el respaldo que le faltó tras el referendo del año pasado, en el que su apuesta por el cambio a un sistema presidenci­alista obtuvo una victoria ajustadísi­ma.

Arranca una nueva era para Turquía, pero lo hace sin cambio de caras.

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Una mujer vota en las elecciones de ayer en un centro electoral de Ankara
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AFP

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