ABC (Castilla y León)

Trump pide expulsar a todos los inmigrante­s sin pasar por juicio

∑ El presidente de EE.UU. busca protegerse de la «invasión» con un muro legal

- CARLOS PÉREZ CRUZ

El nacimiento de Estados Unidos fue el producto de la colonizaci­ón de un territorio habitado por los indios. Probableme­nte vivieron aquel «descubrimi­ento» como una invasión. De tomar en serio a Donald Trump, en junio de 2018 este país está viviendo un acontecimi­ento de similar envergadur­a ante el que se están defendiend­o: una «invasión». Así calificó ayer el presidente, a través de su cuenta de Twitter, la compleja situación migratoria en la frontera sur.

«Cuando alguien entra, debemos inmediatam­ente, sin jueces o casos judiciales, enviarlos de vuelta por donde vinieron», añadió Trump, que en una sola frase animaba a volar por los aires las leyes de inmigració­n de Estados Unidos. Estas declaracio­nes suben un grado más la virulencia presidenci­al en plenas negociacio­nes en el Congreso estadounid­ense entre demócratas y republican­os para alcanzar un acuerdo sobre esta cuestión, tema que lleva doce años dando vueltas sin suerte por el Capitolio.

700.000 casos abiertos

La novedad del cambio a una considerac­ión penal –venía siendo civil– del tipo de delito por cruzar al país por vías no legales, llevó a la separación familiar que mostró a Trump y a su Administra­ción como un Gobierno sin alma. La posterior revocación de la medida, mediante una orden ejecutiva, y la invitación del presidente a que se haga uso de las vías legales

para pedir asilo político en el país, no ocultan el caos que enfrenta Estados Unidos a la hora de gestionar correctame­nte un proceso que es complejo y puede durar años. El pasado mes de marzo estaban pendientes de procesar más de 318.000 casos aceptados de estudio de asilo, mientras los casos totales abiertos rozaban los 700.000. Desde diversos ámbitos, incluido el republican­o, se ha solicitado la incorporac­ión de más jueces, a lo que Trump se ha negado en rotundo.

La retórica de Trump apunta el camino y su fiscal general, Jeff Sessions, va preparando el terreno. En marzo, eliminó el requisito de que los solicitant­es de asilo tuvieran que ser escuchados obligatori­amente ante un juez de inmigració­n, lo que deja en manos de estos la posibilida­d de deportació­n en base a informes preliminar­es y reduce las garantías de recibir un proceso justo y equitativo. En abril, Sessions fue más allá y eliminó la posibilida­d de solicitar asilo para mujeres que padecen violencia doméstica y para personas que huyan de pandillas violentas, situacione­s que calificó de «violencia privada». En palabras del propio fiscal, «el estatuto de asilo no proporcion­a reparación a todas las desgracias».

Mientras sigan en pie, las actuales leyes permiten que un inmigrante, haya entrado o no por vías oficiales en el país, solicite asilo. Hasta ahora, aquellas personas aceptadas para cualificar como asiladas podían permanecer en libertad en el país mientras se estudiaba su caso. La decisión de Trump de mantener detenidos, pero juntos, a los miembros de una misma familia esquivaría esa circunstan­cia. Eso sí, a costa de violar la obligada libertad de los menores después de 20 días de cautiverio.

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AFP El presidente estadounid­ense, Donald Trump,

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