Queiroz, contra la patria
El técnico de Irán disputa el pase a octavos a Portugal, donde pasó de héroe a villano tras dejarse de hablar con Cristiano
El enfrentamiento entre Portugal e Irán supone el reencuentro entre dos enemigos íntimos. Desde que en 2010 la selección española eliminara a los lusos en los octavos de final del Mundial de Sudáfrica, la relación entre Carlos Queiroz y Cristiano Ronaldo
quedó tocada de muerte. En aquel campeonato, entrenador y pupilo se enzarzaron en reproches mutuos pese a mantener una estrecha relación personal hasta entonces. Todo saltó por los aires cuando Queiroz le afeó a Cristiano su escaso compromiso con la selección. A su vez, la estrella portuguesa criticaba abiertamente los planteamientos tácticos del hoy técnico de Irán: «Estoy muy caliente, si queréis explicaciones se las tenéis que pedir a Carlos», bramó en la zona mixta del estadio de Ciudad del Cabo a los pocos minutos de la eliminación.
Queiroz ha sido seleccionador nacional de Portugal en dos etapas distintas y en ninguna logró triunfar. La
primera, entre 1991 y 1993, acabó en fracaso tras quedarse fuera del Mundial de Estados Unidos. La segunda se cerró de golpe en Sudáfrica. Queiroz planteó un pulso a Cristiano y lo acabó perdiendo.
Ambos protagonistas coinciden por primera vez tras el fichaje del jugador por el Manchester United, en el verano de 2003. El técnico ya llevaba un año en Old Trafford como asistente de Alex Ferguson, y resultó un apoyo fundamental para el jugador durante sus primeros meses en Inglaterra. El fichaje del «7» por el Real Madrid, equipo al que Queiroz siempre ha mostrado una inquina especial tras su mala experiencia en el banquillo blanco, hizo que las relaciones entre ambos se torcieran. Sudáfrica quebró para siempre la relación entre ambos, y desprestigió por completó a un técnico que hasta entonces era ampliamente reconocido en su país, donde le consideraban el maestro y mentor de una exitosa hornada de preparadores que incluía a Mourinho o Villas-Boas.
El simple hecho de menospreciar a Ronaldo le ha convertido en un personaje incómodo en su país. Y, pese al tiempo, transcurrido, no olvida las afrentas del pasado: «Si Cristiano hubiera demostrado este nivel en 2010 no nos habrían eliminado», decía recientemente. Ayer, en la rueda de prensa en el Mordovia Arena de Saransk, el técnico no quiso hablar más de Cristiano: «No puedo hablar de mi planteamiento táctico», dijo «En treinta segundos estará publicado en todas partes». Pero sí explicó lo que significa para él medirse a su patria. Y, lo que es más importante, la posibilidad de dejarla fuera del Mundial: «Para mí es un privilegio y un honor. Voy a intentar ganar este partido por honestidad con mis jugadores y por respeto a un país. Como se dice en Portugal, todos amigos, pero el fútbol aparte».