ABC (Castilla y León)

Redescubri­r las Américas

- Por GUILLERMO GARABITO

Tras la muerte de Colón en Valladolid marearon al muerto y se lo llevaron a recorrer el mundo antes de darle sepultura en el siglo XIX definitiva­mente en Sevilla. Como si este muerto, Almirante de la Mar Océana, hubiera recorrido en vida poco el globo. Yo dejo testimonio aquí escrito de que mis hijos, cuando me muera, pueden marearme también de Valladolid a Sevilla –sin pasar por La Habana– y reposar, por temporadas, entre la Giralda y La Mudarra.

Lo que se está poniendo peor de la muerte de Colón, en realidad, es la vida. Una vida que ahora quieren Colau, Podemos, los independen­tistas y los radicales que doctrinari­amente –y dócilmente– afirmemos que fue la de un genocida y un violador. Y el problema de todos estos discursos es que al final hay «cabezas sin cabeza» donde acaban anidando. Siempre ha habido botarates que, por vagancia y fanatismo, prefiriero­n hacerse un cerebro de soflamas que de páginas leídas de los libros. La prueba es cómo amaneció en Valladolid, el 12 de octubre, la Casa Museo de Colón. Con pintadas que proclamaba­n que «Colón fue un violador» y que el «12 de octubre nada que celebrar». ¡Viva la Hispanidad!

Que Cristóbal Colón es un héroe de la Historia queda claro cuando todas las causas intentan apropiárse­lo o destruirlo como símbolo. Primero el nacionalis­mo catalán, que quisieron censarle vecino de nacimiento en Cataluña, junto con Santa Teresa y con Cervantes. Don Miguel, que escribió El Quijote en castellano de milagro... Ya sabe el lector. Porque de haberlo escrito en catalán habría llegado Pujol, el saqueador, a negarle los reconocimi­entos máximos en lengua catalana, como le ocurrió a Pla. Primero fueron los independen­tistas y ahora la ha tomado con el genovés el feminismo radical, que no es feminismo ni es nada, y dicen que fue un violador. Se está poniendo el panorama como para seguir los pasos del marino genovés y partir allende los mares, que aquí la cosa va de destrozar el patrimonio y quedar como sensibles.

La Historia está a merced de las burradas mañaneras que se les van ocurriendo a estos personajes, con ínfulas de historiado­res o de Bansky, que lo mismo pintan paredes que escriben libros de texto.

Lo mejor de retirarse del siglo, como Colón en 1506, es no tener que soportar el expolio intelectua­l que fomentan los chamariler­os de siempre. Los que comercian en un chiringuit­o ideológico y cuando se les agota lo cambian por el siguiente. Si a Colón le hubiera tocado escuchar que él fue independen­tista catalán, violador y esas lindezas, quizá habría preferido quedarse tranquilo en Génova. Haciendo de marino en tierra, con sus hijos y en una barquita con que pescar los domingos y dejar eso de descubrir el mundo para otro insensato… catalán y feminista.

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