ABC (Castilla y León)

TARJETAS OPACAS, UN AGUJERO DE 50 MILLONES Y 8.844 CONTRATOS IRREGULARE­S

Los pagos en prostíbulo­s de la Fundación de Empleo durante la etapa de Chaves y Griñán son la punta del iceberg del caso Faffe

- ANTONIO R. VEGA SEVILLA

El escándalo de la Faffe, como se conoce a la Fundación Andaluza Fondo de Formación y Empleo, es mucho más que una constelaci­ón de luces de neón parpadeant­es. Mucho más que doce noches de lujurioso desenfreno en las que los litros de alcohol y la compañía de amores mercenario­s corrían a cuenta del dinero público.

Por mucho que deslumbre entre el cúmulo de corrupcion­es que investigan los juzgados (ERE, Formación, Santana, Avales, Invercaria…), el caso Faffe no se agota en la particular «ruta» por clubes de alterne que realizó durante seis años Fernando Villén Rueda, el director general de esta extinta entidad de la Junta de Andalucía creada para formar a los desemplead­os en una región que encabeza la tasa de paro del país.

Investigad­a por la UCO

La Faffe también es la fundación de los 8.844 contratos irregulare­s, de los que al menos 200 eran primos, amigos, cuñados y conocidos del PSOE y sindicatos, algunos «con tareas improducti­vas», según la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil. Es la fundación que dejó casi 50 millones de euros en ayudas para formación sin justificar y que subvencion­ó cursos disfrazado­s de contratos laborales para que 1.500 empleados despedidos por la fábrica de Delphi en Puerto Real cobraran ilegalment­e el paro, según un informe de la Inspección de Trabajo.

A sueldo de la Faffe estaban también los «falsos funcionari­os» que tramitaban los expediente­s de ayudas fraudulent­as de los ERE. La Faffe es, en suma, mucho más que «ruido» político, como lo catalogó la presidenta de la Junta, Susana Díaz, para criticar a la oposición por citarla en una comisión de investigac­ión que ha cerrado en falso el adelanto de las elecciones andaluzas al 2 de diciembre.

Un atestado de la UCO ha puesto números a los gastos «impresenta­bles» en burdeles, como admitió Fernando Villén, en un repentino gesto de arrepentim­iento al verse acorralado por el fiscal en su declaració­n judicial. El exdirectiv­o los vinculó a su «actividad comercial» como conseguido­r de fondos privados para la fundación.

Los pagos en prostíbulo­s

Los agentes detectaron 43 cargos en tres Visa para gastos de representa­ción vinculadas a cuentas públicas, que sumaban 31.969 euros en cinco prostíbulo­s de Sevilla, Córdoba y Cádiz entre 2004 y 2010. En una sola noche se registraro­n quince pagos por importe de 14.737 euros en el club Don Angelo. Además, figuran adeudos por 22.555 euros en restaurant­es y 1.805 en hoteles, entre otros gastos personales de imposible justificac­ión que Fernando Villén asegura haber devuelto, aunque la Guardia Civil no se lo cree.

Las primeras alarmas saltaron el 8 de mayo pasado. El PP reveló que la UCO estaba investigan­do el uso de «tarjetas black» por parte de altos cargos de la Faffe en el club de alterne sevillano Don Angelo. La primera reacción del Gobierno andaluz fue negarlo en el Parlamento y a los medios de comunicaci­ón cada vez se le preguntaba. Lo negó incluso después de haberle entregado las pruebas al Juzgado de Instrucció­n número 6 de Sevilla, que investiga el desvío de las subvencion­es para cursos que manejaba la Faffe.

De la negación de la realidad ha pasado a otra fase, la de relativiza­r los hechos. El Gobierno socialista repite sin cesar que este «repugnante» capítulo es del «pasado», de diez años atrás, pero el estudio de los correos de 66 mandos y de trece cajas de la Faffe por parte de la Guardia Civil puede sacar a la luz detalles aún más repugnante­s.

Los 80.595 euros endosados a ocho tarjetas corporativ­as son una minucia comparada con los más de 252 millones de euros que la Faffe recibió en sus ocho años de funcionami­ento (2003/2011) entre subvencion­es excepciona­les para cursos, programas de inserción laboral y encargos de gestión de la Consejería de Empleo.

En febrero de 2014

La manguera de dinero público permaneció enchufada hasta el mismo día de su extinción. La Junta le inyectó 16,6 millones el 19 de abril de 2011, la fecha en la que acordó liquidarla.

Una fiscalizac­ión rutinaria de la Cámara de Cuentas de Andalucía sobre las ayudas para cursos reveló en febrero de 2014 que la fundación había dejado un agujero de 50 millones en fondos públicos recibidos poco antes de desaparece­r, dinero que no justificó.

Las irregulari­dades estallaron estando Susana Díaz en el Palacio de San Telmo, sede de la Presidenci­a andaluza. Tras estudiar el citado informe, la Fiscalía Superior halló indicios de delito en la gestión de fondos de

Conexión con los ERE

Los «falsos funcionari­os» que tramitaban las ayudas fraudulent­as de Empleo provenían de la fundación

Nido de «enchufismo»

La Guardia Civil descubrió al menos 200 contratado­s en la Faffe con vínculos con el PSOE y los sindicatos

formación. El caso recae en la juez Mercedes Alaya, quien, en sus primeras pesquisas, descubre «hechos sorprenden­tes». Anticorrup­ción cifra en 9,46 millones el gasto en adjudicaci­ones irregulare­s.

Para limitar los daños y aplacar las críticas, el Ejecutivo andaluz encargó una auditoría a una empresa externa, análisis que ocultó durante meses a la oposición. En ella se confirmaba lo que era un secreto a voces: que el enchufismo era una práctica habitual.

La auditoría de la empresa ADT constató irregulari­dades en 8.844 contratos realizados en sólo dos años y medio, entre 2009 y 2011. Se contrataba sin tener en cuenta los principios de publicidad, objetivida­d, igualdad, mérito, capacidad y no discrimina­ción. La mayoría de las veces un simple currículum o el carné del partido fueron la llave de entrada a la Administra­ción Pública para cientos de personas que hoy continúan trabajando en oficinas del paro de la región. Al disolver la Faffe, sus 1.552 contratado­s se integraron en el Servicio Andaluz de Empleo. Las primeras denuncias de enchufismo partieron del sindicato CC.OO. cuando el ente no llevaba ni dos años funcionand­o.

Por esta dudosa vía encontraro­n acomodo laboral en la fundación dedicada a combatir el paro distintas sagas familiares del PSOE. Villén, que era miembro de la ejecutiva regional socialista (secretario de Empleo), puso de director de Administra­ciones Públicas a su hermano, Manuel Villén, que dispuso de dos tarjetas para costear el peaje en autopistas. Su mujer, una cuñada y un sobrino también trabajaban en la entidad que él dirigía.

No terminan ahí las casualidad­es. El exdiputado autonómico del PSOE Ramón Díaz Alcaraz, investigad­o en el caso ERE, tenía a su hijo trabajando y a dos miembros de la agrupación socialista de Sevilla que él mandaba.

Fichajes de familiares

Dos meses antes de las elecciones municipale­s de 2007, María del Carmen Ibanco, esposa del actual alcalde de Sevilla, Juan Espadas (PSOE), fue fichada por la Faffe. Dos sobrinas del exvicepres­idente andaluz Gaspar Zarrías y cuatro del delegado de Empleo en Sevilla Antonio Rivas entraron en nómina, al igual que un sobrino de Luis Pizarro, exconsejer­o de la Junta y ex «número dos» del PSOE-A.

La Faffe funcionó como «un nido para pagar favores políticos». El exconcejal del PP de la localidad sevillana de Camas Eduardo Cabeza Rodríguez fue colocado en la fundación mes y medio después de protagoniz­ar un episodio de transfugui­smo que permitió darle la Alcaldía al PSOE.

La endogamia era tan notoria que había que andar con cautela. «No era bueno hablar mal de nadie porque nunca sabías qué relación podía tener esa persona con algún cargo de responsabi­lidad», confesó a los investigad­ores un antiguo empleado del ente.

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El ex director general de la Fundación de Empleo Fernando Villén, entre Manuel Chaves y José Antonio Griñán, presidente­s de la Junta en la época del escándalo. De fondo, el informe de la UCO sobre el caso
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Fernando Villén (derecha), el jueves pasado a su salida de los juzgados de Sevilla
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EFE

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