La inconsistencia de Trump
Lo mejor de la reciente corrección en los mercados fue la rápida reacción del presidente Trump echando las culpas a la Reserva Federal. Con su estilo habitual, acusó a la Fed de haberse vuelto loca. Ni más ni menos. Más allá de las formas –de la falta de ellas–, lo más importante es que el presidente americano ha dado muestras de debilidad. Con esta reacción extemporánea ha dejado muy claro que le preocupa el diagnóstico que el mercado pueda estar haciendo de sus políticas. No es una nueva bravuconada de cara a su parroquia, aunque también.
La Reserva Federal con su presidente a la cabeza es un mal enemigo y los réditos electorales de esa batalla no resultan tan obvios como en otros frentes abiertos. Le preocupa lo que la Bolsa dice. De hecho, si echamos la mirada atrás, son muchos los tuits en los que Trump ha utilizado las subidas de las Bolsas como el mejor marchamo de sus políticas.
Es pronto para saber si estas caídas conseguirán que se replantee algún aspecto de su hoja de ruta. De lo que no hay duda es que le preocupan. Y como su capacidad de rectificación es insondable y contrastada, podemos esperarnos cualquier cosa, especialmente con las elecciones legislativas a la vuelta de la esquina.
Cualquier cambio en sus planteamientos económicos durante las próximas semanas será una muestra más de su inconsistencia, que, siendo un enorme defecto, probablemente constituya su mejor y única virtud. Tendremos que esperar, pero puede que las caídas de los últimos días no hayan sido en balde.