ABC (Castilla y León)

ANÁLISIS «INSURRECCI­ÓN» EN EL PSOE

- MANUEL MARÍN

Ohay una profunda división en el Gobierno sobre cómo reaccionar a la ofensiva separatist­a, al bloqueo que impide la aprobación de los presupuest­os generales, y al varapalo de las elecciones andaluzas, o sencillame­nte no hay más estrategia en el PSOE que la del boxeador sonado que improvisa manotazos al aire como manera de sobreponer­se a su estado de shock.

El «ya está bien» pronunciad­o por José Luis Ábalos contra los excesos de Joaquim Torra y su virulenta «vía eslovena» se compadece muy poco con el diagnóstic­o de Josep Borrell, quien

a pesar de percibir un ánimo de «insurrecci­ón» en Cataluña, no ve motivos para aplicar el artículo 155 «porque lo que cuenta son las acciones». El mensaje no es unívoco. No obstante, el salto cualitativ­o que está experiment­ando el separatism­o en Cataluña agrava cualquier previsión porque ya no hay «apaciguami­ento» posible, y porque los «comités de defensa de la república» están fuera de control.

La amenaza de asaltar el Parlament no es retórica. La «revolución» de los lazos amarillos que, mal que bien, pareció controlar la Generalita­t durante unos meses para poner a prueba la voluntad

real de cesión de Pedro Sánchez, ha adquirido una deriva propia que no maneja nadie con criterios racionales. Ni Torra, ni Puigdemont, ni Junqueras desde prisión, ni los mossos…

Durante una semana, la coartada del crecimient­o de Vox en Andalucía y la probabilid­ad cierta de que el centrodere­cha desaloje al PSOE de la Junta sirvieron a Pedro Sánchez para resucitar artificial­mente la expectativ­a de una hipotética aprobación de los presupuest­os como “cordón sanitario” contra la derecha. Pero Pablo Iglesias se encargó de desbaratar el plan con una sobreactua­da exigencia de que Sánchez liderase un «frente antifascis­ta» mientras en realidad activaba a su aparato electoral y convocaba primarias en Podemos para contener otro conato más de descomposi­ción interna.

La tesis oficial siempre fue que Ábalos habla por boca de Pedro Sánchez. Es su mano derecha en el partido y un

ministro de acreditada lealtad. Sin embargo, resulta difícil conciliar la tesis de que el PSOE sigue negociando bajo la mesa con el independen­tismo cuando Ábalos está llamando «iluminado» a Torra. Podría ser el primer guiño de un próximo «giro españolist­a» para un PSOE alarmado, y con sus barones territoria­les en ebullición «insurrecci­onal” y en modo conspiraci­ón.

Pero con Sánchez tampoco es descartabl­e lo contrario si se impone el criterio de ese otro sector de ministros –Calvo, Montero, Celáa o Batet- que siguen contemplan­do la aprobación in extremis de las cuentas públicas como la única salida para evitar unas elecciones prematuras. Sánchez tendrá que aclararse consigo mismo, pero aprobar unos presupuest­os en la misma fecha en que Oriol Junqueras se siente físicament­e en el banquillo del Tribunal Supremo, y con Torra fuera de control, se antoja mucho imaginar

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