Solo una multa a Villar tras su apoyo a la candidatura qatarí
El supuesto trato era muy claro: Villar se encargaba de recolectar votos para Qatar 2022 entre sus amigos iberoamericanos y, a cambio, la candidatura de España y Portugal para el Mundial 2018 recibía el respaldo de los países árabes. La primera parte del acuerdo salió bien, pero el poderío económico y las influencias rusas frustraron el sueño ibérico en favor del de Vladímir Putin. De cualquier manera, el pacto parece que existió: «No fue un acuerdo firmado, pero hay evidencias de que tuvieron algún tipo de coalición», dijo años después el entonces mandamás de la FIFA Joseph Blatter. Y nadie mejor informado que él, ni más dolido con Ángel María Villar, pues al parecer el español habría roto un pacto anterior en el que figuraba Estados Unidos como organizador en 2022 en lugar del emirato.
Villar fue llamado a declarar ante el instructor del comité ético, Michael García, pero el eterno presidente de la Federación y entonces vicepresidente de la UEFA y de la FIFA se consideraba por encima del bien y del mal. No solo se negó a declarar, sino que le preguntó a García quién había iniciado el procedimiento y en virtud de qué hechos debía testificar. García no contestó, y Villar soltó el ya famoso «¡manda cojones!». Además, intentó recusar al exfiscal por entender que no era imparcial por su nacionalidad norteamericana. La recusación no salió adelante.
Finalmente, Villar terminó declarando, pero ya era tarde para eludir una multa por su exabrupto y por su negativa a colaborar. Es cierto que García no pudo probar, aunque lo intentó, que hubiera habido un trasiego de votos organizado por Villar. Al fin y al cabo, este tipo de pactos en