O normalizar la política monetaria o «japonización» de la economía
Yes que cuando Trump abre la boca... sube el pan. Nadie se queda indiferente. Tiene un don para ello. Además, nunca habla en vano. Cierto es que sufre de verborrea galopante, a golpe de tuit en muchos de los casos, y con muy malas formas también la mayoría de las veces, pero sabe perfectamente qué, cuándo, dónde, cómo y por qué –cual cinco «W» del periodismo norteamericano– debe hacer tal o cual comentario. No filtra. Interviene sin anestesia. Si molesta, que moleste. Como buen pagador, no le duelen prendas.
La última de sus perlas, contra la política monetaria del homólogo europeo de la Reserva Federal, el BCE, aún liderado por el italiano Mario Draghi. El presidente norteamericano acusaba al líder de la autoridad monetaria europea directamente de provocar una devaluación del euro dirigida a facilitar la competencia de Europa contra EE.UU. Draghi «osó» anunciar que en ausencia de mejoras en la economía común –de manera que el retorno sostenido de la inflación hacia su objetivo (por debajo, pero cerca del 2%) se vea amenazado–, serán necesarios estímulos adicionales. Por un lado, reactivando el programa de compra de deuda que había decidido dar por finalizada en diciembre pasado y, por otro, con recortes adicionales en la política de tipos de interés, que desde marzo de 2016 se sitúan en el 0%. «Se han salido con la suya con esto durante años, junto con China y otros», escribía en su Twitter el presidente norteamericano Donald Trump.
Ahora bien, bajo sus ataques al italiano y a su equipo de gobierno, un mensajito a su propio presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell: la idea es hacer exactamente lo que está haciendo Europa, bajar de nuevo tipos y provocar que el dólar de forma paulatina se devalúe para mejorar el valor de las exportaciones del país, haciéndolas más competitivas en precio. Es su obsesión. La balanza comercial con cualquier país del mundo tiene que ser positiva para Estados Unidos, si no, está mal. No le vale a Trump. ¡Ni a nadie!
¿No habíamos quedado en que cambiábamos el paso y tocaba subir tipos? De hecho, EE.UU. estaba en ello –ayer no los movió– y Europa, parecía ir detrás. Pero no. Algo está pasando. Y no debe ser nada bueno cuando no se termina de normalizar el ciclo natural de la economía mundial. Para muchos expertos, el mercado sufre un exceso de liquidez. El BCE, por ejemplo, ha inyectado más de 2,8 billones de euros de estímulo monetario y tipos cero, y el resultado no puede ser más pobre. Porque esa enorme inyección de liquidez ha servido para disfrazar los enormes desequilibrios entre los Estados que se han negado a hacer las reformas estructurales necesarias. Y sin reformas no se estimula la economía. No crece, no crea empleo y no se invierte. Ni se consume. Ni se ahorra. Ni nada de nada. Eso sí, el futuro ennegrece. Queramos o no, hay que normalizar la política monetaria, sino Europa caerá de lleno en la «japonización» de su economía. Y esa, desde luego, no es la solución.