Sin relevo generacional no hay futuro
Ancianos en un parque público En el último informe dedicado a la población por el Instituto Nacional de Estadística no hay una sola variable que invite a la esperanza. España envejece a un ritmo cada vez mayor. El año pasado, el número de nacimientos volvió a reducirse (6,1 por ciento), hasta acumular en la última década una caída que supera ya el 40 por ciento. Llueve sobre mojado en un país en el que solo se registran ocho nacimientos por cada mil habitantes y en el que el número medio de hijos por mujer se sitúa ya en 1,25. De todas las crisis que, superpuestas e interconectadas, amenazan nuestro modo de vida, la demográfica es la que más avanza y menos preocupa. ¿Soluciones? El año que viene, cuando seamos todavía menos.