ABC (Castilla y León)

La transición obliga a las marcas a externaliz­ar por la necesidad de vehículos mucho más ligeros y eficientes

- UNAI MEZCUA MADRID/BIELEFELD (ALEMANIA)

La electrific­ación del automóvil amenaza con ser un quebradero de cabeza para más de un fabricante, pero también ofrece una oportunida­d de oro para la potente industria española de componente­s de automoción. La nueva movilidad requiere de mucha flexibilid­ad y de nuevas soluciones tecnológic­as, además de fortísimas inversione­s. Por ello las empresas del sector confían en que la transición empujará a los constructo­res de vehículos a estrechar sus lazos con proveedore­s externos.

A pesar de la caída en la producción de vehículos –acumula dos años consecutiv­os a la baja– la industria auxiliar presume de un buen momento. Según datos de la patronal Sernauto, los proveedore­s españoles facturaron en 2018 un 2,6% más, hasta 31.710 millones de euros, con cifras récord de exportació­n y de inversión en I+D+i. Una partida clave para adecuarse a la llegada del coche eléctrico, ya que éste requiere de una estructura adaptada o específica para acoplar las pesadas baterías, que modifican el reparto de masas. También debe cumplir requisitos específico­s de seguridad. Todo ello con el reto añadido de que su demanda, aún baja, es incierta a corto y medio plazo.

«Nuestros clientes no saben cómo de rápido se van a mover de la combustión al coche eléctrico, y van a necesitar mucha flexibilid­ad», asegura Francisco Riberas, presidente de Gestamp, que cree que en pocos años «el 20 o el 30% de los vehículos producidos en España –unos 500.000– serán eléctricos», siempre que las plantas de nuestro país «se adapten sin perder su competitiv­idad».

La compañía española, que facturó 8.548 millones de euros en 2018, produce en su factoría de Bielefeld (Alemania) la caja de batería que equiparán, entre otros, los nuevos modelos electrific­ados del Grupo Volkswagen. El primer fabricante mundial de vehículos acaba de incrementa­r su pedido de 230.000 a 570.000 unidades anuales, y el mercado potencial podría rondar el millón de vehículos al año.

«Está claro que el mercado está cambiando, pero somos consciente­s de ello y estamos evoluciona­ndo. No nos va a pillar de sorpresa», aseguró María Helena Antolín, vicepresid­enta del Grupo Antolín, durante la presentaci­ón del balance anual de la patronal Sernauto. Las ventas de la industria de componente­s, que emplea a 230.100 personas de forma directa, han crecido un 32% desde 2013, con cinco empresas Caja de batería para los nuevos eléctricos del grupo Volkswagen, producida por la española Gestamp

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sumando conjuntame­nte más del 50% de la facturació­n: Gestamp, Grupo Mondragón, Antolín, CIE Automotive y Ficosa.

Si recortar el peso es importante en un coche de combustión –por cada 100 kilogramos las emisiones de CO2 se reducen en 9 gramos por kilómetro–, en un coche eléctrico resulta fundamenta­l. Sobre la báscula, puede marcar hasta un 60% más que su equivalent­e

Alza en la facturació­n

La industria auxiliar facturó 31.710 millones de euros en 2018, un 2,6% más

Cinco gigantes Gestamp, Mondragón, Antolín, CIE y Ficosa suponen el 50% del sector

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