ABC (Castilla y León)

El Barça alarga la final tras una gran remontada

▶Los azulgranas enjugaron una diferencia de seis puntos en los dos últimos minutos. Campazzo falló un tiro que hubiera dado la Liga al Madrid

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El Barcelona mantiene la esperanza después de lograr una victoria mayúscula ante un Real Madrid que tocó el título con la yema de los dedos, pero que tendrá que seguir luchando para conseguirl­o. Los azulgranas, que llegaron a los dos últimos minutos perdiendo por seis puntos, terminaron venciendo con una remontada exprés. Tuvo opciones de vencer el Madrid, que falló sendas bandejas –Llull y Campazzo– en la última jugada y que tendrá que esperar al viernes para intentar levantar el título.

Visto lo visto en el segundo partido, se esperaba una guerra en el Palau. Un duelo muy intenso, que lo fue, pero no tanto como se podía imaginar. Ambos equipos supieron rebajar la tensión de los últimos duelos y dedicarse únicamente a jugar al baloncesto. La mejor noticia para los árbitros y también para los aficionado­s. Sin la defensa pegajosa de los azulgranas, el Madrid vivió cómodo y por ahí amasó su primera gran ventaja en el partido (8-13, min. 3), fruto de su increíble puntería exterior en esos minutos iniciales en los que Rudy y Campazzo golpearon al Barça desde la línea de triple en tres ocasiones.

El vacío con el que el Barcelona llegaba al tercer partido de la final obligaba a Pesic a hacer cambios. Los hizo el técnico serbio, que dejó a Tomic y Ribas en el banquillo de inicio. Una ausencia habitual en el caso del escolta, pero extraña en el del croata, uno de los señalados por las dos derrotas anteriores. Sin él, al Barça le costó anotar por dentro y dominar el rebote ofensivo, uno de sus puntos fuertes durante toda la serie. Quizá el único en el que ha sido netamente superior al Real Madrid.

Nada más verse contra las cuerdas, Pesic reculó y dio entrada a Tomic, que revitalizó a su equipo. Con él en pista, la dinámica cambió radicalmen­te y los azulgranas llegaron a ponerse seis arriba (27-21, min. 12). A esas alturas, era ya Heurtel el que manejaba los hilos del partido, aunque el Madrid seguía al acecho. Un triple nada más pisar la cancha demostró que la muñeca de Carroll seguía caliente, aunque fue otro de los secundario­s de lujo de Laso el que asumió esta vez el protagonis­mo.

Codazo de Heurtel

Thompkins, cinco puntos en los dos primeros partidos, reclamó los focos con un segundo cuarto espectacul­ar. El americano resultó imparable, autor de trece puntos que ponían al Madrid ocho arriba poco antes del descanso (29-37, min. 19). Solo Heurtel mantenía por entonces la serenidad en un Barcelona, al que el paso de los minutos le fue pasando factura.

La ansiedad azulgrana fue en aumento y benefició a los blancos, que casi sin quererlo se vieron once arriba (38-49, min. 22). La frustració­n del aspirante la encarnó Heurtel, que trató de golpear el rostro de Rudy Fernandez con su codo. No lo consiguió, pero la acción –castigada con antideport­iva– sirvió de resorte para la reacción de sus compañeros. Encajó el Madrid un parcial de 12-0 que equilibró de nuevo el choque y que devolvía la esperanza a la grada del Palau (50-49, min. 26).

No se deshizo el Real Madrid, demasiado curtido en este tipo de partidos como para venirse abajo con tan poco. Se agarraron los blancos a su mejor arma durante toda la final y volvieron a golpear al Barcelona desde la larga distancia por medio de Llull y Carroll. Dos triples consecutiv­os que aplacaron los ánimos en enviaron el choque igualado hasta el último cuarto (56-58).

Batalla final

La tregua de los dos primeros periodos se acabó de repente. Las defensas volvieron a ser protagonis­tas principale­s, como lo había sido durante toda la final. Se trabó el encuentro, pero el Madrid seguía teniendo en Thompkins una mano amiga. Suyos fueron los cuatro primeros puntos del cuarto, respondido­s por Smits y Oriola (63-64, min. 33). Por entonces, cada canasta era un triunfo en sí misma y se celebraba como tal.

Tres triples del Madrid –siempre el perímetro como punta de lanza– ponían el nerviosism­o en el banquillo azulgrana (71-77, min. 38). Quedaban dos minutos y medio de partido cuando Kuric, inédito en la final, anotó un triple que daba esperanza a su equipo. Singleton y Heurtel le acompañaro­n en ese acto de fe para devolver la ventaja a los azulgranas.

Le quedaba un ataque al Madrid, que esta vez no encontró el premio tras una entrada de Llull. El rebote, capturado por Hanga, terminó perdiéndos­e por línea de fondo. Tuvo entonces otra opción el Real Madrid, pero el intento de Campazzo no encontró el aro y los blancos tendrán que esperar al viernes para tratar de levantar el título.

Recital de Thompkins

El pívot, que solo había anotado cinco puntos en los dos primeros partidos, sumó ayer 13 en un cuarto

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EFE Pablo Laso protesta una decisión arbitral durante el partido
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