Un pulso entre Francia y Alemania
La primera sesión plenaria del Parlamento Europeo se celebrará el 2 de julio en Estrasburgo y lo primero que ha de hacer la Cámara es elegir a su presidente para los próximos dos años. Si no se eligiera antes a un presidente, legalmente el Parlamento no puede tomar ninguna decisión, ni crear comisiones ni designar a sus componentes. Por ello, es esencial que antes se haya sustanciado ya el reparto de los demás cargos. Es muy probable que los dirigentes de los principales países vuelvan a hablar de ello en la reunión de Kioto del G20 a finales de este mes.
En general, se supone que el acuerdo global dependerá al final de un acuerdo entre Francia y Alemania, que muchos prevén que no llegará hasta el mismo día 1 de julio. Legalmente, el presidente de la Comisión es designado por el Consejo y ratificado después por el Parlamento por mayoría cualificada. pero lo ha aceptado con lealtad. Sin embargo, Macron, que cuando llegó al poder no formaba parte de ninguna familia política, se opuso desde un principio y solo lo aceptó a cambio de que quedase claro que no estaba obligado a respetarlo automáticamente. Su entrada en el viejo grupo liberal ha supuesto, como primer efecto, la desaparición del que ha sido su portavoz durante dos legislaturas, el belga Guy Verhofstadt, que había sido uno de los grandes defensores de esta idea y ahora tiene que aceptar que su grupo reniegue de ella. El segundo ha sido la desaparición del término liberal, que no le agrada tampoco a Macron.
Boicot de Sánchez
La llegada de Pedro Sánchez ha sido el tercer gran cambio en este escenario y no para facilitar las cosas. Sánchez se ha hecho con el control del grupo parlamentario socialista europeo con la designación de Iratxe García como portavoz y su primer paso no ha sido abandonar la idea de los candidatos «especiales», sino boicotear su funcionamiento anunciando que no facilitarán la investidura del candidato más votado. Cuando en la reunión de ayer anunció su decisión de excluir el apoyo al candidato popular, Weber le replicó: «Entonces, ¿qué alternativa tenéis?». En efecto, los socialistas y los centristas suman más diputados que los populares, pero no pueden formar una mayoría si no cuentan con los del PPE.
El cuarto factor de la ecuación es el grupo de los Verdes, que se encuentra en una posición de ventaja para influir en el programa para la legislatura y cuya opinión podría decantar las cosas, siempre que los jefes de gobierno se pongan primero de acuerdo entre ellos.