La tibieza como remedio
ARubén Semedo, probablemente el caso más grave que se ha diagnosticado en el fútbol español en los últimos tiempos, lo ha apartado de su deporte una sentencia de la Audiencia Provincial de Valencia. No lo hizo el Villarreal, el club que lo contrató del Sporting de Portugal, y mucho menos el Huesca, el equipo que solicitó su cesión durante su primera temporada en Primera división. Semedo, futbolista portugués de 26 años que ahora actúa en el Olympiacos de Grecia, fue condenado a cinco años de cárcel por los delitos de secuestro, robo, lesiones y tenencia ilícita de armas. El jugador amenazó y retuvo a un hombre por una deuda de 5.000 euros por la compraventa de un coche en la que ejerció como intermediario. Para no ir a la cárcel, llegó a un acuerdo con la Audiencia Provincial al conmutar la pena de cinco años de prisión por la prohibición de entrar en España durante ocho años.
El 20 de febrero de 2018, el Villarreal se pronunció públicamente. «Tras los hechos revelados sobre el futbolista del primer equipo Rubén Semedo, el Villarreal CF quiere mostrar su máxima preocupación al respecto y comunica que ha abierto expediente al jugador para investigar lo ocurrido». Aseguró
el club que iba a tomar medidas disciplinarias. El jugador pasó 142 días en prisión preventiva en Picassent. De la cárcel salió cedido al Huesca y, un año después, traspasado a Grecia.
Ese comunicado del Villarreal supone casi una excepción por la gravedad de las acusaciones. Lo más habitual es la tibieza como remedio ante las situaciones policiales.
Toño García continúa en la plantilla del Levante, pese a que una investigación policial lo llevó a la cárcel durante 21 días en marzo de 2019 por su presunta implicación en una red que extorsionaba a clientes de una página de contactos sexuales. El lateral, que había renovado su contrato dos días antes, declaró en un juzgado de Teruel como investigado en una trama que implicó al entrenador del Alavés, Abelardo. El técnico asturiano habría pagado 30.000 euros como víctima del clan de extorsión.
El Málaga rescindió el contrato del entrenador Víctor Sánchez del Amo después de que apareciese en las redes sociales un vídeo en el que muestra su pene mientras se graba en lo que parece ser su móvil. «Estoy sufriendo un delito contra mi intimidad. Me están pidiendo dinero, están intentando chantajearme...», advirtió en un comunicado el exfutbolista.
La suavidad y el lavado de manos es una práctica bastante extendida entre los clubes de fútbol frente a estas circunstancias que afectan a futbolistas de un perfil mediano. Las estrellas son otra cosa. A Messi lo acusó la Hacienda española de haber defraudado cuatro millones de euros en sus declaraciones de la renta. Después de un extenso proceso judicial, el crack argentino tuvo que pagar más de tres millones de multa. La respuesta de la directiva del Barcelona, presidida por Josep Maria Bartomeu, fue montar una campaña denominada #todosSomosMessi en la que invitaba a sus socios a apoyar al jugador en las redes sociales.
El Real Madrid ha pasado muy de puntillas por el caso Benzema, quien tendrá que ir a juicio en Francia como presunto cómplice de una extorsión con un vídeo sexual a su excompañero Valbuena. Y lo mismo el Atlético en el tema Trippier, con los lamentos de Simeone sobre el perjuicio al club. La FIFA ha ratificado la sanción al defensa inglés de diez partidos por revelar información confidencial a un allegado con el fin de apostar sobre su futuro fichaje por el Atlético.
El Comité de Competición ha sido benévolo con Leo Messi, al que ha aplicado la mínima sanción tras la tarjeta roja que vio el pasado domingo en la final de la Supercopa de España ante el Athletic Club, castigándole con dos partidos de suspensión. La presidenta del Comité y jueza única, Carmen Pérez, ha estimado que el golpe que el argentino le propinó a Asier Villalibre cuando éste le hacía una obstrucción para impedirle que se acercara al área del equipo vasco fue para quitárselo de encima y no una agresión, lo que le hubiera supuesto un castigo de cuatro encuentros.
El órgano sancionador de la Federación Española ha tenido en cuenta el historial del argentino, que sufría su primera expulsión en el fútbol español desde que milita en el primer equipo del Barcelona. Messi no es un jugador violento, no tenía antecedentes y, por tanto, no es reincidente. Esta ha sido una de las tesis que ha argumentado el Barcelona en sus alegaciones para minimizar el impacto de la expulsión, junto al redactado del acta («Messi golpeó a un contrario con el brazo haciendo uso de fuerza excesiva estando el balón en juego, pero no a distancia de ser jugado», describió Gil Manzano), en la que no habla de agresión, y unas imágenes en las que se aprecia que no hay impacto en la cara de Villalibre, quien comete falta previa.
Baja ante Cornellá y Elche
El Barcelona está valorando no recurrir el fallo de Competición teniendo en cuenta que se le ha aplicado el menor castigo posible y que los dos partidos que no podrá disputar son, en teoría, asequibles para el equipo azulgrana. El rosarino no jugará mañana ante el Cornellá (Segunda B) los dieciseisavos de final de la Copa del Rey ni el domingo el partido de Liga ante el Elche.
Equidistancia Semedo, Toño García, Messi, Benzema o Trippier son ejemplos de lavado de manos
Leo Messi