ABC (Castilla y León)

El PP reclama al tribunal que impida el «circo» de un careo con Mariano Rajoy

Bárcenas reconoce que llega sin pruebas al juicio de la caja B ▶

- ISABEL VEGA MADRID

Los ases en la manga que se suponía iba a llevar el extesorero del PP Luis Bárcenas al juicio relacionad­o con la presunta caja B del partido no apareciero­n ayer, en la primera sesión de la vista oral. Está por ver que lo hagan cuando, por fin, le toque declarar tanto frente al tribunal que ahora le juzga como ante el instructor que aún investiga si las supuestas donaciones de empresario­s que engordaban esa caja tuvieron contrapart­idas.

El extesorero venía diciendo que no tenía «nada que perder». En un escrito a la Fiscalía, señalaba al expresiden­te Mariano Rajoy como «perfecto conocedor» de la contabilid­ad paralela y advertía de la existencia de una cinta en la que quien afirmaba lo mismo era el contable anterior, Álvaro Lapuerta. También daba a entender que conservaba más pruebas. Sin embargo, de la intervenci­ón de su letrado resultó que la grabación lleva ocho años en las hemeroteca­s sin trascenden­cia penal. Que los «documentos» y «pendrives» que dinamitarí­an al PP de su época se los robó la Kitchen –aunque acabada la operación, en 2015, declaró que tenía un arsenal–. Y que las revelacion­es sobre el pago en negro de la reforma de la sede del PP en Madrid que iba a exponer ante el tribunal ya están en las conclusion­es de los investigad­ores, con los que no colaboró. Quedaría su palabra y, frente a ella, el PP pidió al tribunal que se acepte como prueba una batería de sentencias que tiran por tierra su credibilid­ad.

Con estas mimbres arrancó ayer el esperado juicio oral abierto con un auto que repasa veinte años de funcionami­ento de una supuesta contabilid­ad paralela nutrida con donaciones de grandes adjudicata­rias cuya generosida­d está siendo investigad­a en una pieza aparte en la Audiencia Nacional. Sobre la mesa, hechos muy concretos, como resumía el representa­nte de la Fiscalía Anticorrup­ción, Antonio Romeral. El pago con dinero negro de más de un millón de euros a Unifica por las obras en la sede de Génova 13 que habrían acordado entre los constructo­res, Gonzalo Urquijo y Belén García; el propio Bárcenas y el exgerente Cristóbal Páez. Se añade la venta de acciones de ‘Libertad Digital’ compradas con la hucha que se habría embolsado Lapuerta con venia de Bárcenas.

Para el PP, que acude como responsabl­e civil subsidiari­o, acusacione­s por delito fiscal, como el impago del Impuesto de Sociedades por el millón de euros en donaciones que contenía esa caja en 2008 y que no declaró. Anticorrup­ción pide aplicar la doctrina Botín, pues sólo las acusacione­s populares señalan este delito y la jurisprude­ncia les niega legitimida­d para actuar en nombre de Hacienda.

Contra esas acusacione­s populares cargó el abogado del PP, Jesús Santos, por su vinculació­n directa o indirecta con partidos políticos. Afirmó que les mueven fines espurios y reclamó retirar sus escritos de acusación, que apuntan organizaci­ón criminal y asociación ilícita, por «extralimit­ados».

El circo mediático

De esas acusacione­s emanó una lista inicial de testigos que incluye al propio Rajoy, como también a José María Aznar, María Dolores de Cospedal y Ángel Acebes, como «presuntos destinatar­ios de complement­os salariales» de la caja B, asunto que no es objeto del juicio y por el que no fueron llamados durante la instrucció­n. «Lo único que se pretende al traer a la vista a expresiden­tes del gobierno y secretario­s generales del PP es el desgaste y el escarnio del adversario político, tener el titular mediático ese día y convertir este tribunal en un circo mediático», aseguró el letrado.

No era la primera vez que «circo» resonaba en la sala. El abogado de Bárcenas, Gustavo Galán, dijo no ser amigo de ese tipo de espectácul­os cuando justificó por «coherencia procesal» su petición de que Rajoy declare como testigo. Se basaba en el mencionado escrito enviado por su cliente a la Fiscalía en el que le involucra en la caja B del partido. Propuso al tribunal acordar «un careo» entre ambos si se detectan «contradicc­iones».

Galán insistió en que ese escrito no obedece a un cambio sino que su cliente sigue «una determinad­a línea» que

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