El viaje de Ábalos a Canarias
El asesor y exescolta del ministro lleva 2.500 euros en tres sobres dentro de su mochila cuando van de viaje Cada sobre –de plástico transparente reutilizable– tiene una etiqueta: ‘Ferraz’, ‘Ministerio’ y ‘Jose’ Koldo pagó en billetes en el hotel «menos d
oldo García Izaguirre es la sombra del ministro Ábalos, del que fue escolta en tiempos de oposición. Hombre de su máxima confianza –profesional y personal–, una de sus funciones es manejar los gastos del ministro de Transportes, del secretario de Organización del PSOE y de su amigo José Luis. Uno y trino. Por ello el asesor ministerial viaja siempre con tres sobres en su mochila. De plástico transparente, reutilizables y con cierre de botón, como el de una carpetilla, llevan una pegatina blanca para no confundirlos. Una dice, escrito a boli, ‘Ministerio’; otra, ‘Ferraz’; y la tercera, ‘Jose’, sin tilde, como todos los Joses, a los que nadie llama José. Antes del viaje los carga con 2.500 euros en total. A medida que sale dinero entran recibos, tickets o facturas sin que el ministro toque los billetes. A Koldo no le gustan las tarjetas de crédito y no teme que le den un tirón a la mochila. Por su envergadura –fue aizkolari, quizás el único que se sentía español por los cuatro costados– y como experto en técnicas de lucha no es el mejor objetivo de los cacos.
De esos sobres salieron los 1.800 euros («fue menos», aseguran sin precisar la cifra exacta) que Koldo García pagó en metálico a las 16 horas del domingo 22 de noviembre de 2020 en el Palacio de Isora, uno de los hoteles más lujosos de Tenerife, para liquidar los extras de las polémicas vacaciones del ministro, familia y séquito. Pero no empecemos la historia por el ‘checkout’, sino por el principio.
KEl inicio
El ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana llegó a Canarias el jueves 19 de noviembre. Máximo responsable de Salvamento Marítimo, Sánchez lo envió junto al titular de Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, para que abordaran lo que el Gobierno calificó como una «crisis humanitaria». Más de 2.000 inmigrantes habían desbordado el muelle de Arguineguín, en Gran Canaria, con la avalancha de cayucos que Marruecos consintió, si no propició. Los africanos estaban hacinados y la isla no podía más, sin medios materiales ni humanos suficientes para atenderlos. El viaje fue atípico, pues Ábalos llegó
Hotel Palacio de Isora, en Tenerife
«Motivos personales» Ábalos incluyó a su mujer e hijos en el viaje oficial para «pasar más tiempo con ellos porque apenas los ve»
«Crisis humanitaria» La agenda migratoria acabó el viernes: se alargó para aprovechar el fin de semana
a Canarias acompañado de su esposa y sus dos hijos menores, algo excepcional en un viaje oficial de un ministro. «José Luis trabaja por España desde las 7 de la mañana hasta la 1 de la siguiente madrugada todos los putos días –dice vehemente un colaborador–, y en los últimos meses está intentando pasar algo más de tiempo con su familia». Es por motivos personales, argumentan fuentes consultadas por ABC.
La agenda migratoria de Ábalos –visitar las instalaciones de Salvamento Marítimo en el puerto de Las Palmas y la Capitanía Marítima– comenzaba y terminaba el viernes 20 de noviembre, pero su gabinete colocó el sábado por la mañana, muy oportunamente, una visita a las obras de ampliación del aeropuerto de Tenerife Sur. Eso ‘obligaba’ al titular de la cartera de Transportes a cambiar de isla, lo que aprovechó para quedarse el fin de semana en la playa tinerfeña de Isora con la familia.
Así, el viernes por la tarde la comitiva se registró en uno de los mejores hoteles de Tenerife, el Palacio de Isora, de categoría ‘5 estrellas gran lujo’. Tenían reservadas seis habitaciones en total: la del ministro y su familia; la del director del Gabinete del Ministro, Ricardo Mar; la del jefe de Prensa, Alfredo Rodríguez; otra para Koldo García y las de los dos escoltas. Nadie puso objeción alguna al paso, sin solución de continuidad, de supervisar la crisis humanitaria migratoria al hotel con la ‘infinity pool’ de agua salada más grande de Europa. «¿Tiene que ir el ministro a una pensión?», inquiere una persona de su entorno.
ABC dio cuenta de la estancia el miércoles 25 de noviembre, tres días después de la conclusión del viaje y, pese a la opinión de Ábalos y su equipo, a buena parte de la opinión pública no le pareció cuando menos estético ese paso del drama de los demás a la opulencia propia. La historia se enfocó, precisamente, hacia esa dicotomía: aprovechar un viaje oficial en el que se abordaba una crisis humanitaria para pasar el fin de semana con la familia en el hotel más lujoso de Tenerife. En cuanto a los costes de ese viaje, que era oficial, pagado con dinero público, y se convirtió en personal, la víspera de la publicación Ábalos se negó tajantemente a ofrecer explicaciones: «ABC intentó ayer varias veces recabar la versión del ministro y contrastar los detalles, principalmente el reparto de los fondos públicos y privados, con el equipo de José Luis Ábalos, pero no hubo respuesta».
Operación salvar al ministro
El ministro, en teoría, dio orden de no hacer comentario alguno, ni a este diario ni a ningún medio tras la publicación. Cree que en el ‘Delcygate’ le perjudicó hablar, así que silencio absoluto. Por contra, el día de la publicación, su equipo de prensa utilizó periodistas, presuntamente, de confianza para que atacaran a ABC con un viejo truco: si no puedes desmentir lo publicado, porque es cierto, desmiente lo que no han publicado. La virulencia de la operación salvar al ministro Ábalos (en un país normal un mandatario que aprovecha una emergencia humanitaria para ir con la familia de vacaciones