Recuperación
Las encuestas de confianza económica arrojan unos resultados bastantes alentadores. Si bien los datos sobre la situación actual continúan reflejando las restricciones todavía vigentes, los que reflejan las expectativas son mucho más optimistas. La realidad de la vacuna se está imponiendo y ya se está trasladando al estado de ánimo de los agentes económicos que empiezan a ver luz al final del túnel.
Desde luego que los plazos de la vacunación importan. Y más a los países cuya dependencia del turismo es mayor. Cuanto antes se reabran los viajes lógicamente mejor. Pero lo bueno es que la línea de meta ya se intuye y eso se está trasladando a los ‘animal spirits’ lo que permitirá a muchos hacer de tripas corazón para aguantar los últimos compases del estancamiento económico.
Los plazos como todo en esta crisis van a ir muy rápidos. Los vuelos domésticos en Israel en cosa de días han vuelto a los niveles previos a la crisis. Y hay pocas dudas de que cuando a los demás nos dejen subirnos a un avión lo vamos a hacer con ganas. El calendario de reapertura que hace una semana fijaba el Gobierno británico en seguida se trasladó a un notable incremento de las reservas de vacaciones.
A medida que los países que van por delante con las vacunas nos vayan enseñando el camino las expectativas continuarán mejorando. Y lo mejor es que no va a ser necesario que pase mucho tiempo para que esas expectativas sean realidad. Importa que el último paquete de medidas que se está preparando sea realmente efectivo y que no sea peor el remedio que la enfermedad. Las ayudas directas a compañías que por sus circunstancias estén dando bocanadas pero no tiros por elevación que puedan provocar un menoscabo al sistema financiero de cuya salud depende la posterior velocidad de la recuperación. El Gobierno que comprometa en ayudas directas lo que quiera y pueda comprometer, pero que no trate de hacer política a estas alturas de la película.