Los lazos peligrosos de Michael de Kent con el Kremlin
El primo de la Reina Isabel II ha sido acusado de usar su estatus de ‘royal’ para vender acceso al Gobierno ruso
omo si los últimos escándalos dentro de su familia no fueran suficientes para la Reina Isabel II, ahora, cuando la monarca se encuentra aún llorando la muerte de su marido Felipe de Edimburgo hace solo unas semanas, una nueva polémica amenaza con alcanzarla. Su primo hermano, el príncipe Michael de Kent, ha sido acusado de usar su estatus de ‘royal’ para vender acceso al Kremlin, un servicio por el que cobraría sumas que empiezan en las 10.000 libras esterlinas al día (unos 11.600 euros). Las revelaciones fueron hechas por ‘The Sunday Times’ y la serie documental de investigación ‘Dispatches’, de Channel 4, que emitió ayer lunes su programa ‘Royals for hire’ ( ‘Royals’ de alquiler).
Fueron precisamente un par de reporteros encubiertos quienes descubrieron el negocio, haciéndose pasar por inversionistas de Corea del Sur supuestamente relacionados con una inexistente compañía de oro, y que
Cbuscaban acceso a las más altas esferas del poder en Rusia. Según ellos, el primo de la reina les habría ofrecido, a cambio de una tarifa de 200.000 mil dólares (164.000 euros), la grabación de un discurso promoviendo a la empresa con el Palacio de Kensington de fondo.
Contactos con Putin
Y es que según Simon Isaacs, marqués de Reading, socio comercial y amigo personal del acusado, este podría abrirle las puertas de Rusia a la compañía gracias a sus contactos con el presidente Vladímir Putin y su entorno, e incluso se atrevió a llamarlo «el embajador no oficial de Su Majestad» en aquel
A cambió de 164.000 euros, ofreció la grabación de un discurso con el Palacio de Kensington de fondo
país. El programa reveló que Isaacs también vendió en algún momento acceso al presidente ruso a través de Michael, concretamente en un evento en el Palacio de Kensington, donde vive con su pareja, en 2013, y durante la grabación se apresuró a aclarar que la tensa relación actual entre el Reino Unido y Rusia no ha afectado «la relación de Michael» con el mandatario.
El príncipe Michael, de 78 años, y que preside su propia empresa de consultoría, negó todas las acusaciones a través de su oficina, que insistió en que no tiene una relación especial con Putin, con quien afirma que se reunió por última vez en el 2003. «El príncipe Michael no recibe financiación pública y se gana la vida a través de una empresa de consultoría que ha dirigido durante más de 40 años», explicaron desde su despacho, y señalaron a Isaacs diciendo que «Lord Reading es un buen amigo que, al tratar de ayudar, hizo sugerencias que el príncipe Michael no hubiera querido o no hubiera podido cumplir».
El príncipe Michael, que ocupaba el octavo lugar en la línea de sucesión al trono en el momento de su nacimiento y ahora está en el lugar 50, es hijo de la princesa Marina, hija del príncipe Nicolás de Grecia y Dinamarca y de la gran duquesa Elena Vladimirovna de Rusia, primos, a su vez, del zar Nicolás II. Educado en el exclusivo colegio Eton, sirvió 20 años en el Ejército y está casado con la excéntrica baronesa Marie Christine von Reibnitz, una aristócrata divorciada de origen checo con la que pudo contraer matrimonio tras recibir el permiso del papa Juan Pablo II y que ha escrito varios libros sobre la realeza. En el 2017, la mujer copó los titulares y tuvo que pedir perdón por haber utilizado un broche con la figura de un joven negro con corona que fue considerado racista durante el almuerzo navideño en el que conoció a Meghan Markle, cuya madre es negra.
Michael y Marie Christine, a quien los británicos llaman ‘la princesa prepotente’, tienen dos hijos: el banquero educado en Oxford Frederick Windsor, de 42 años, y la periodista Gabriella Kingston, de 40.