Sánchez ofrece un diálogo sobre 2050 sin haber debatido las reformas inmediatas
La Moncloa desplegó ayer toda su maquinaria de propaganda y comunicación en la búsqueda de un cambio de rumbo político en el peor momento para el presidente del Gobierno en los casi tres años que lleva al frente del Ejecutivo. La idea seguía la estrategia comunicativa que se ha planeado para
Sánchez desde el pasado septiembre: el presidente de las buenas noticias. Cuando aún la pandemia tenía por delante sus momentos más duros, La Moncloa cambió la estrategia respecto a la primavera. Desde entonces el grueso de las apariciones del presidente del Gobierno han tenido dos ejes: las vacunas y los fondos de recuperación.
El plan ‘España 2050’ presentado ayer por Pedro Sánchez fue en esencia eso. Un acto orientado a capitalizar el cambio de ánimo social de la España pospandemia. Un trabajo académico al que La Moncloa quiso imprimir una profunda carga política y un personalismo que eclipsan un contenido en el que, seguramente, muchas cosas terminarán por llevarse a término dentro del rumbo fijado por la Unión Europea. Sánchez presentó la que sería su España ideal dentro de 30 años, la que debe centrarse en la digitalización, la transición ecológica y el enevejecimiento de la población. Y los efectos que todo ello tendrá en el mercado de trabajo y en el estado de bienestar.
Un reto que no dudó en comparar con el reto de la transición a la democracia. «¿Tiene sentido hoy hablar de la España que tendremos dentro de 30 años? El mismo sentido que tenía para la generación de la Transición hablar