ABC (Castilla y León)

Impotencia y confusión

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Wanda Metropolit­ano. Tiene una decisión tomada: «Yo no voy a mezclar vacunas. Si me tuviera que poner la de Pfizer me quedaría con una dosis», asegura. Este joven comenta que por los pasillos de la comisaría sus compañeros de turno también tienen una respuesta clara. «Todos quieren ponerse la segunda dosis con AstraZenec­a», anota.

Variedad de opiniones

En el caso de Esther García, profesora de Formación Profesiona­l en un instituto madrileño, las opiniones de los demás maestros del centro están divididas. «Algunos comentan que se harán un test serológico y en el caso de que tengan anticuerpo­s no se vacunarán», explica. Cree que es importante vacunarse y lo hará con AstraZenec­a.

C.L.R también pertenece al gremio educativo. Es docente en un instituto de Castilla-La Mancha y, al contrario que Esther, no elige ni AstraZenec­a ni Pfizer. Se puso la vacuna «con miedo» y sus peores temores se hicieron realidad. Desde que le inocularon AstraZenec­a tiene dolores de cabeza constantes, cuando antes eran poco frecuentes, y también padece mareos. Además, ha sufrido una alteración en la glándula tiroides y una bajada en los niveles de ácido fólico, algo que los médicos no relacionan con la vacuna pero cuyos valores eran normales antes de recibir la dosis. «Mi vida está por encima «Nadie te dice nada. Estoy intentando enterarme pero no sé si la vacuna tendrá efectivida­d fuera de plazo» de una vacuna y no quiero volver a pasarlo tan mal», explica a este periódico.

Mientras, su pareja, que es maestro y también recibió una dosis de AstraZenec­a, elegirá el mismo fármaco para completar la pauta, ya que «es la recomendac­ión de la mayoría de sociedades científica­s». Aun así, la docente señala que «no es justo que tengamos que elegir nosotros porque no somos expertos en la materia y no sabemos qué será mejor».

A Montse Gómez, farmacéuti­ca en Guadalajar­a también le parece mal que el Gobierno les ponga en la tesitura de decidir. «Ahora nos meten el marrón a nosotros», enfatiza. A pesar del «descontrol», tal y como describe la situación desde el principio, elegirá que el segundo pinchazo sea con AstraZenec­a. Las idas, venidas y los numerosos cambios en los criterios de inoculació­n del fármaco han sembrado desconfian­za en muchos de los trabajador­es esenciales que ahora tendrán que tomar una decisión.

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