Mírese por donde se mire, el saldo de la operación encubierta de Exteriores ha sido de dos inmigrantes ahogados
MIRA Nero de Tarpeya/ a Roma cómo se ardía. Son los versos iniciales del romance viejo sobre el incendio de Roma por orden de Nerón, que lo contemplaba reclinado en su triclinio, tocando la cítara y zampando uvas del tamaño de pelotas de golf, como recordarán los ancianos socialistas que vieron en su día a Peter Ustinov en el ‘Quo vadis?’ de Mervyn LeRoy sin sacar consecuencias prácticas. ‘Quo vadis?’, péplum basado en la novela de Sienkiewicz, se estrenó en 1951, año en que mandaron a Juanito desde Estoril para que Franco lo metiera en vereda.
En La Celestina, Calisto glosa los versos iniciales del romance, interpretando el achicharramiento de la Ciudad Eterna como metáfora de su pasión por Melibea. Y no es que Calisto fuera socialdemócrata, aunque los incendios lo pusieran cachondo y terminara rompiéndose la crisma por frívolo y gilipollas. Casi todos los españoles de entonces entendieron mal el romance. Para empezar, deformaban hasta su comienzo, como la Cariharta de Rinconete y Cortadillo, que llama a su chuloputas Marinero
de Tarpeya. Sin embargo, la historia que contaba no podía estar más clara. Desde la Torre de Mecenas, miraba arder Roma «el que a Séneca dio muerte/ y envenenara a su tía,/ el que persiguió a cristianos,/ y a San Pedro mataría», pasándolo bomba ante el espectáculo : «Gritos dan niños y viejos/ y él de nada se dolía./ Como ovejas sin pastor/ unas a otras se corrían, /perdidas y descarriadas,/ llorando a lágrima viva». El fascismo consiste sobre todo en una estetización de la tiranía ( Walter Benjamin).
En fin, que hace falta ser lerdo para librar un montón de pasta a Marruecos el mismo día en que Mohamed, Marinero de Tarpeya, lanza ocho mil de sus desgraciados súbditos al asalto de Ceuta, y –mucho más todavía– para contarnos lo bien que van a vivir nuestros biznietos mientras repartes unos cuantos miles de menas por las comunidades autónomas con gran regocijo del vecindario. Y todo ello, porque ambos festejos estaban programados. Pues, si estaban programados, se desprogramaban y no habría pasado nada. Se habría evitado añadir recochineo al asunto. Encima de que te tratan como a una Cariharta cualquiera (no a ti en concreto, sino a toda España) hay que pagarles la cama a Mohamed, a Argelia y al Polisario. Incluso la cama del hospital, si te lo exigen. «Con dinero del erario/ financias al Polisario».
En tiempos no muy lejanos, las cloacas del Estado olían a cloacas. Hoy huelen a estupidez. Pero sería injusto que González Laya acabara haciendo de cabra expiatoria. Meter a un terrorista extranjero en España bajo nombre falso y saltándose todas las medidas profilácticas que se imponen a los simples guiris constituye un delito, sin duda. Más delito incluso que disfrazarse de pimiento morrón. Pero dudo de que aquello saliera del coco de Laya (lo último, en cambio, sí). No le da para tanto a la pobre subalterna. Alguien se lo encargaría, digo yo.
PRUEBA del sectarismo del actual presidente es que es el primero que se niega a conceder entrevistas a medios discrepantes (el viejo Mariano atendía hasta a la televisión al rojo vivo que lo despellejaba). Así que imaginemos la entrevista:
—Señor Sánchez, ¿cómo justifica haber concurrido a las elecciones prometiendo que jamás se coaligaría con Podemos y que endurecería la legislación contra el separatismo para acto seguido hacer exactamente lo contrario?
—Mire, Luis, no podemos seguir anclados en una visión estática de la política. Las cosas evolucionan y el Gobierno que preside mi persona tiene que evolucionar con ellas.
—Usted trata de manera reverencial a los separatistas, a los que ha elegido como socios, mientras dedica durísimos reproches al PP, partido perfectamente constitucionalista. ¿No teme que los españoles acaben pasándole factura?
—Lo que no quieren los españoles y españolas es la foto de Colón, el gobierno de la ultraderecha, y así lo han manifestado dando la victoria al Partido Socialista elección tras elección. Además, el diálogo es la única vía ante el conflicto catalán.
—Usted dijo varias veces, y de modo contundente, que con Bildu jamás. ¿No tiene mala conciencia por haberse aliado con la marca heredera de ETA, banda que mató a un millar de españoles y a varios de sus correligionarios?
—Insisto, tenemos que mirar adelante, avanzar. Lo importante ahora es la vacunación, el plan de Recuperación y Resilencia, crear una España ecologista y feminista para todas y todos, que es en lo que trabaja el Gobierno progresista que me honro en presidir.
—En Alemania acaba de dimitir una ministra socialista por un caso de plagio idéntico al suyo. ¿Por qué ese listón ético allí y no aquí?
—Veo que siguen dándole vueltas a la noria. Mi tesis doctoral era un trabajo de excelencia académica y como tal fue valorado por un tribunal independiente y de prestigio.
—¿Por qué oculta a los españoles la cifra real de muertos y por qué dio por concluida la pandemia el 4 de julio de 2020 cuando luego vinieron tres olas más?
—El Gobierno de España ha hecho una gestión de la crisis elogiada por la OMS y los más importantes organismo internacionales. En contra del austericidio del PP, esta vez la ciudadanía ha estado protegida por un escudo social. Hoy en lo que está el Gobierno es en vacunar, vacunar y vacunar.
—Pero usted no pinta nada ahí. Las dosis las ha comprado la UE y las aplican las comunidades...
—Por favor, tenemos que superar esos mantras gastados de la derecha y aplicar las luces largas. Este Gobierno acaba de presentar por primera vez en la historia de España un plan que diseña cómo va a ser nuestro país en 2050, un horizonte progresista para todas y todos. Estas son las cosas que importan.
—Van ya cinco meses y su admirado Biden se niega a llamarle...
—Las relaciones con Estados Unidos son extraordinarias. De hecho, el señor Biden está siguiendo muchas de las políticas de progreso del Gobierno de España.
Ante su veto a los medios discrepantes, vamos a imaginarla...