Desde una tumba megalítica a unas excepcionales termas romanas
En Caños de Meca (Cádiz) se ha descubierto una gran villa romana con un vivero para la cría de peces y una factoría de salazón
Cuántos habrán paseado sobre esas dunas de la playa de Los Caños de Meca (Barbate, Cádiz) sin saber que, bajo la arena de sus pies, dormían desde hace dieciséis siglos unas termas romanas que aún hoy conservan muros de hasta cuatro metros de altura. El equipo de investigación HUM 440 de la Universidad de Cádiz localizó el ‘balneum’ durante las excavaciones arqueológicas para el proyecto ‘Arqueostra’. «Habíamos venido aquí a investigar la acuicultura romana, pero lo que nos hemos encontrado en el cabo Trafalgar y Los Caños de Meca son restos de todas las épocas», relata Darío Bernal, catedrático de Arqueología y director del proyecto.
Además de estos baños romanos del siglo I en excepcional estado de conservación, con las puertas completas con sus dinteles y varias ventanas, algo insólito en Hispania, los arqueólogos han hallado una tumba monumental intacta de la Edad del Bronce (primera mitad del II Milenio), una fábrica pesquero-conservera romana con piletas de salazón completas junto a una rica villa marítima; y una necrópolis medieval del siglo VIII en el cabo Trafalgar, frente al cual tuvo lugar la famosa batalla naval de 1805.
Salvo de los restos de la Torre de Meca o de Trafalgar, que mandó construir el séptimo duque de Medina Sidonia en el siglo XVI para proteger la costa de los ataques de piratas y berberiscos, y que también ha sido documentada con fotogrametría, no se tenía noticia de ninguno de estos yacimientos. «Había información puntual, como un plano del siglo XIX donde se mencionan las ruinas o unos datos de los años 70 del siglo pasado de un investigador que hizo unas prospecciones en la zona y realizó unos dibujos, pero los hallazgos de la Prehistoria son totalmente inéditos y los de la época romana eran completamente desconocidos», asegura Bernal.
Tumba intacta
La tumba megalítica, que está siendo estudiada por los profesores Eduardo Vijande, Juan Jesús Cantillo y el catedrático de Prehistoria José Ramos Muñoz, se localizó junto a la carretera que da acceso al faro. Está compuesta por un corredor con cuatro grandes lajas de piedra talladas en cada lateral del pasillo que daba acceso a una cámara de planta circular excavada en la roca. Estaba intacta. Nadie había perturbado el descanso de los siete individuos que allí yacían. En la cámara se encontraron los restos de una mujer en po