ABC (Castilla y León)

La revelación del multiusos

▶ El centrocamp­ista ha pasado en un año del ostracismo al estrellato aupado por la vocación ofensiva que le inculcó Simeone Palm és

- JAVIER ASPRÓN MADRID

Siempre a la carrera, desde el minuto uno hasta el noventa, hasta acabar desfondado, Marcos Llorente se ha ganado un lugar privilegia­do en el cuadro de honor del Atlético campeón. Es, sin duda, la gran revelación de la temporada, un curso que le ha encumbrado como jugador multiusos y en el que ha confirmado que aquella noche soñada de Anfield, donde comenzó su explosión, fue solo la mecha necesaria para descubrir a un jugador superior.

Resulta casi increíble la trayectori­a que ha seguido Llorente desde su aterrizaje en el Atlético. Se le fichó como sustituto de Rodri para ocupar la posición de mediocentr­o de contención, pero sus inicios como rojiblanco fueron desastroso­s. Ante la afición tuvo que cargar con la cruz de llegar desde el máximo rival, pero además Simeone nunca terminó de encajarle en esa posición. Durante meses alternó el banquillo con la grada. Incluso cuando era titular ocurrían cosas estrambóti­cas, pues su intrascend­encia a menudo provocaba que el Cholo le fulminara en el banquillo para intentar revertir un mal partido.

La suerte de Llorente comenzó a

Jornada 21

Oblak cambiar a partir de febrero, un mes antes de su doblete estelar en Liverpool. Fue en un duelo ante el Real Madrid, su primer partido completo como rojiblanco, y en el que apareció en la alineación más volcado hacia la derecha. Simeone había encontrado un filón. A partir de ahí jugó cinco partidos consecutiv­os y marcó su primer gol, ante el Valencia, antes de que la pandemia cortara su progresión.

Chico para todo

Por suerte para él, a la vuelta del fútbol siguió exhibiendo su mejor versión, cada vez más protagonis­ta y volcado al ataque. Su entrenador era ya un convencido de su potencial, de su poderío físico y su entrega. «Cuando los jugadores te transmiten herramient­as, los entrenador­es tenemos que estar preparados para aprovechar­las. Yo veía que hacía goles, goles, goles... Y un chico que hacía goles había que aprovechar­lo, porque el gol es el fútbol», explicaba Simeone en junio sobre su descubrimi­ento. En la nueva temporada amplió horizontes y se asentó como segundo punta, aunque cuando ha hecho falta se le ha visto hasta de carrilero. Es el chico para todo,

Suárez un todoterren­o que ha mejorado sus números sin descanso hasta superar la decena de goles y asistencia­s. Se ha asociado a la perfección con Luis Suárez para convertirs­e en una de las parejas más productiva­s. También con Trippier ha formado sociedad en la derecha.

«Hemos llegado al límite en lo físico –confesó ayer el exmadridis­ta–. Pero teníamos las cosas claras, el partido a partido. No tuvimos dudas, era estrés. Con un grupo tan unido como éste, todo se puede conseguir».

Tras su salto al estrellato a Llorente se le ha observado con lupa. De ahí que se sepa que la preparació­n física, la alimentaci­ón, el descanso y la mentalidad adecuada son los cuatro pilares en los que basa su carrera y su éxito. Y cuida todos esos aspectos con mimo. Por eso duerme en una cama

Llorente de 35.000 euros, mantiene una dieta paleolític­a, trabaja el doble de lo que exige el Profe Ortega y se pone en manos de un grupo de psicólogos que le ayudan a tener su cabeza en paz.

Su buena temporada trajo también el premio de la selección. Luis Enrique le llamó por primera vez en noviembre. Debutó en el amistoso ante Países Bajos (0-0) y lo hizo como interior. Para la siguiente lista el selecciona­dor le probó como lateral derecho, una de las posiciones que generan más dudas al asturiano de cara a la Eurocopa. Para ese torneo, si nada se tuerce, Llorente tendrá su plaza. Su polivalenc­ia también ha conquistad­o a la selección.

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