ABC (Castilla y León)

Subcampeon­ato con asterisco

▶El Real Madrid, nervioso, cumplió gracias al esfuerzo final de Modric y Benzema, imagen de la temporada

- HUGHES

Casemiro

«Teníamos que ganar y el equipo ha remontado y lo ha conseguido; lo dimos todo, como manda este escudo»

El Villarreal era sereno y preciso. Era como el rostro de Zidane. Y el Madrid era como la clásica convulsión gestual de Emery. Pero sin resolverse en fútbol. Estaba inquieto, incómodo. Más bien paralizado.

Llegaba sobre todo por Odriozola, a cuya espalda también sucedían los ataques del rival. Eran centros sin más, un poco al tuntún, pero iban metiendo al Madrid en el área ajena. Allí hubo una mano de Parejo que no se consideró penalti. Sería, imaginamos, eso que ahora llaman una ‘mano evasiva’.

La ansiedad del Madrid se fue convirtien­do en presión al Villarreal, una presión más arriba que no llegaba a ser del todo acuciante. Era una épica cogida con alfileres, temblorosa. En el estadio solo se oía la voz de Sergio Ramos. Modric era el mejor, con una ocasión clara, y decepciona­ba Vinicius como en todo su final de Liga.

La primera parte acabó con un Madrid insistente pero raro, encogido. Acongojado. En el perímetro del campo había una publicidad de carne vegetal. Cómo ha cambiado la vida. El Atleti perdía, el Madrid tenía la Liga a su alcance, pero el fútbol era vegano.

Al salir del descanso, como acostumbra, el Madrid volvió con voluntad de verticalid­ad. Se iban directos a portería. Subía el ataque y subían los defensas, el gran argumento del Madrid. Primero Militao, y luego Casemiro, que en el 55 dio un buen pase a Benzema, que marcó de cabeza. El gol fue anulado tras un largo VAR. No se dio por válido y hubo una pausa larga hasta que emitieron dos rayas ya un poco irrisorias que querían mostrar un ‘offside’ milimétric­o de Benzema, un fuera de juego escapular.

El Madrid acusó la decisión. El Atlético remontaba y su fútbol se volvió alicaído. Zidane movió el banquillo, ‘moría’ con sus clásicos, Isco y Marcelo, y hasta con Mariano, que ya sabemos que es lo que va después de todo.

Esos minutos se le hicieron largos al Madrid, que parecía no estar ya. Sirvieron para reparar en algunos defectos y errores: la veteranía exhausta de los jugadores, cierto tono errático en Zidane, la dificultad para el gol… Otras razones para el subcampeon­ato.

Sin opciones de Liga, y visto lo anterior, ya se podía pensar en que esos minutos eran también una despedida. De quién, no se sabe. Todo con Zidane es misterioso, pero es seguro que algunos estaban diciendo adiós. Eso dio una inconcreta melancolía a los minutos finales e hizo más especial la reacción última. Casi entrañable­mente cómica. Como lo que sale al acabar los títulos de crédito en las películas. Benzema empató con un golazo en el 87 y asistió a Modric para que marcara el 2-1 en el descuento. Un equipo acabado que no se quiere acabar. Unos jugadores que no se llevan la Liga pero que merecen que estos meses se guarden en la historia del club, que no se pierdan en su inmensidad un poco cruel. Que un asterisco explique lo que hicieron.

«Estoy orgulloso de mis jugadores y les felicito por esta temporada, lo han dado todo en el campo»

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IGNACIO GIL
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