Macron advierte que se irá de Mali si la Junta militar pacta con los yihadistas
▶Francia encabeza, con 5.100 militares, la misión europea en el Sahara destinada a impedir el asalto al poder de los grupos armados islamistas Ciudades clave de la misión EUTM Malí
mmanuel Macron teme que Mali caiga en poder de los grupúsculos yihadistas que se han instalado en el corazón desértico del continente africano y amenaza que con la retirada de los 5.100 soldados que aseguran la estabilidad regional y la seguridad de las minas de uranio de Níger, importantes para la industria francesa.
A los seis días del segundo golpe de Estado que se ha sucedido en Mali, en nueve meses, el presidente francés declaró a varios medios que lo han acompañado en su gira africana: «El golpe de Estado es inaceptable, para la Unión Europea y para Francia. El presidente depuesto por los militares aseguraba que Mali no aceptaría la presencia yihadista. Los soldados franceses no aceptarán un Mali controlado por el yihadismo. Si esa fuese la tentación, hoy, Francia se retirará de Mali».
El país es una suerte de ‘vientre fofo’ de Sahara, la inmensa franja desértica, del Atlántico al Pacífico. Desde 2014, Francia montó, con ayuda de algunos aliados europeos (Reino Unido, España, Estonia, Dinamarca y República Checa), la operación Barkhane, concebida para defender la seguridad de cinco estados muy frágiles, Mauritania, Mali, Burkina Faso, Níger y Chad (G-5), víctimas de la inseguridad crónica y la presencia permanente de varios grupúsculos terroristas islámicos. En el marco de esa operación figura también la EUTM, con la que la Unión Europea contribuye a mejorar las capacidades militares de Mali.
A finales del mes de agosto de 2020, Mali fue víctima de un penúltimo golpe de Estado. El pasado lunes día 24, el coronel Assimi Goita, vicepresidente transitorio, anunció que el presidente Bah Ndaw y el primer ministro Moctar Ouane habían sido ‘depuestos’ de sus funciones y prometió elecciones en 2022. Seis días después, Macron reaccionó ayer con una advertencia doble.
Amenazando con retirar sus tropas en Mali, Emmanuel Macron también
Eintenta presionar políticamente a los Estados africanos miembros del G-5 (Mauritania, Mali, Burkina Faso, Níger, Tchad), cuya estabilidad está amenazada por varios grupúsculos yihadistas, como el Gsiam (Grupo de apoyo al islam y a los musulmanes) y el EIGS (Estado islámico en el gran Sahara), que tienen relaciones fraternales con otras variantes de salafismo terrorista, como AQMI (Al Qaida en el Magreb Islámico), Mujao (Movimiento para la unidad de la yihad en el Africa occidental), o Boko Haram (Grupo suní para la Predicación y la Yihad).
Estabilidad precaria
Ese avispero trashumante de grupúsculos subversivos no ha dejado de crecer durante la última década, propagándose por el inmenso territorio del
G-5 africano (Mauritania, Mali, Burkina Faso, Níger y Chad), con una superficie de más 5 millones de kilómetros cuadrados, un territorio más o menos equivalente a diez veces España.
Los miembros del G-5 piden históricamente a Francia que ayude a preservar su precaria estabilidad, amenazada, asímismo, por la creciente presencia rusa en todo el continente africano. En Bamako, la capital de Mali, el último golpe de Estado estuvo precedido por manifestaciones ‘populares’ pidiendo la retirada de los soldados franceses en la región, y apoyando la invisible ayuda de Rusia.
Los especialistas franceses temen la división de los militares malienses entre profranceses y prorrusos. El comportamiento de los militares, en Bamako, confirma de manera espectacular que los acuerdos firmados por el G-5 y Francia, pueden ser papel mojado para los jóvenes militares ambiciosos, prestos imponer su voluntad por la fuerza. Y es ambivalencia de los militares es percibida con inquietud creciente.
La inestabilidad crónica de Mali confirma la progresión del yihadismo en el corazón de África, amenazando con propagar la desestabilización en los estados fronterizos, Marruecos, Argelia, Túnez, a las puertas de Europa. Los 5.100 soldados de la operación Barkhane cumplen misiones estratégicas de contención. Pero podrían ser insuficientes para contener la lenta pero cancerosa propagación del yihadismo.