Un Gobierno valiente
Oigo al presidente y a los ministros socialistas hablar sobre los indultos a los secesionistas y se me cae la cara de vergüenza ajena. El ministro Ábalos dice que «menos mal que el Gobierno español está a la altura». ¿A la altura de qué? ¿De una zapatilla? El ministro Campo dice que «ya pasó el tiempo de la Justicia», de lo que se puede deducir que ahora debemos dar paso a la injusticia. Y el presidente dice sin despeinarse que «el Gobierno será generoso y valiente».
No, señor Sánchez, no. Un Gobierno valiente no cambia su versión cuando le conviene; respeta las leyes y las hace respetar a todos los ciudadanos por igual, aunque por ello ponga en peligro su permanencia en el cargo. Un Gobierno valiente no se baja los pantalones ante los secesionistas, otorgándoles todo lo que piden, y hasta lo que no piden. Un Gobierno valiente no se somete al chantaje de aquellos que lo mantienen en el poder y le eximen 37 veces de dar la cara en el Congreso. Un Gobierno valiente no cambia las leyes para beneficiar a los golpistas, ni expone a su país a la vergüenza ante el Consejo de Europa, sometiendo a todos los españoles a la indignidad de ver en un futuro próximo a Puigdemont y demás fugados de la Justicia pasear libremente por nuestro país, riéndose de todos nosotros.
Para convencernos de sus argumentos dice usted que «la patria se construye con la convivencia, dentro de la legalidad». Dígaselo a ellos, que son los que pretenden acabar con la convivencia desde fuera de la legalidad.
No sé si le merece la pena humillarse tanto para conseguir dos años más de poder.
Los golpistas y usted se merecen mutuamente, pero usted tendrá que explicar a sus nietos por qué pasó a los libros de historia como el peor presidente de la democracia.