EE.UU. liderará la estrategia financiera del G-7 para hacer frente a China
▶ Rápida reacción de Pekín: «Un pequeño grupo ya no decide los destinos del mundo» Por iniciativa de Biden, el comunicado final del G-7 critica los abusos a los derechos humanos por parte del régimen de Pekín
Los esfuerzos de Joe Biden por crear un frente común de sus aliados contra China han obtenido algunos resultados en la reunión del G-7 de este fin de semana. El comunicado conjunto de las siete potencias participantes aprobado ayer incluye referencias al gigante asiático, con un llamamiento a que el país «respete los derechos humanos y libertades fundamentales, en especial en relación con Xinjiang, y esos derechos, libertades y alto grado de autonomía en Hong Kong».
El comunicado también incluye una propuesta para la financiación de proyectos de infraestructuras en el mundo en desarrollo para compensar la creciente presencia de China. Desde 2013, Pekín impulsa la llamada Nueva Ruta de la Seda, que desarrolla grandes proyectos de infraestructuras en decenas de países del Sureste asiático, Asia central, Oriente Próximo, Europa y África. Su presencia cada vez es mayor también en proyectos de este tipo en América Latina.
Los miembros del G-7 se comprometieron a una «nueva alianza» para ese desarrollo de infraestructuras que, en palabras de Biden, será una «alternativa democrática» a China.
Antes de iniciar su gira europea, Biden definió la situación geopolítica actual como «una batalla entre la utilidad de las democracias en el siglo XXI y las autocracias», con la mirada puesta, sobre todo, en China, el gran competidor económico y estratégico de EE.UU. «Todo el mundo en la mesa de negociaciones entendió y entiende la seriedad de los desafíos a los que nos enfrentamos y la responsabilidad de las democracias que nos enorgullecen para dar un paso adelante y ofrecer resultados al resto del mundo», agregó el presidente de los Estados Unidos.
El comunicado también hace otra referencia a China, esta vez sin nombrar al país, con un llamamiento contra el «uso de trabajos forzados en la cadena de producción global, incluido el trabajo forzado impuesto por el estado a grupos y minorías vulnerables», un guiño a lo abusos a la minoría uigur en Xinjiang.
Biden también presionó para que el comunicado recogiera una crítica más a China, esta vez directa, por sus «políticas y prácticas contra el mercado que deterioraron las operaciones justas y transparentes para la economía global».
La posición conjunta frente a China del G-7 no viene acompañada de medidas que puedan forzar cambios en la política de Pekín, pero Biden dijo que estaba «satisfecho» con el comunicado.
El presidente de EE.UU. celebró que, al contrario de lo que ocurrió en los últimos años, el comunicado incluía referencias directas a China. Biden aseguró que China «tiene que empezar a actuar de manera más responsable en lo que tiene que ver con normas internacionales de derechos humanos y con transparencia», esta última una referencia al origen de la pandemia.
China reaccionó ante este frente común liderado por EE.UU. con unas declaraciones del portavoz de su embajada en Londres en las que aseguró que «los días en los que las decisiones globales eran dictadas por un grupo pequeño de países hace mucho que acabaron», y en las que defendió que el único sistema internacional de normas válido es el que establece la Carta de Naciones Unidas.