ABC (Castilla y León)

Tres días en la oficina, dos en casa: volver al trabajo tras el Covid

▶Las empresas buscan modelos híbridos para ganar presencial­idad sin dejar de lado el remoto ▶Muchos empleados no se ven preparados para trabajar de nuevo codo a codo con los compañeros

- ELENA CALVO MADRID Contacto social Controlar las horas y evitar la saturación Sentimient­o de pertenenci­a

Desde hace unos días a Julia (nombre ficticio, porque quiere evitar ser identifica­da en su trabajo) le cuesta conciliar el sueño por las noches. En concreto, desde el pasado martes, cuando su empresa le comunicó que en las próximas semanas tendrá que volver presencial­mente a la oficina, tras más de un año trabajando desde el despacho que montó al poco de empezar el confinamie­nto por la pandemia en su casa. «Compré un ordenador de sobremesa y una silla de oficina para no notar la diferencia y al final lo que he notado es que trabajo mucho mejor así y aprovecho más el tiempo», explica. Pero aunque sea más o menos productiva desde el hogar, sus jefes tienen claro que quieren que su negocio vuelva a ser el que era en época prepandémi­ca, por lo que, aunque aún pueda alargarlo algo de tiempo, no le quedará más remedio que retornar.

«Nunca me había pasado esto. Es más, he cambiado de trabajo un par de veces y, aunque al principio sí me daba un poco de miedo el cambio, me adapté muy rápido a todo. Pero lo que me pasa ahora es diferente. Cuando pienso en volver, se me forma un nudo en el estómago». El clima en su oficina, dice, no es malo. Al revés, recuerda que se reía bastante con muchos de sus compañeros. Pero trabajar desde casa la ha hecho sentirse mejor, confiesa. «He ganado en calidad de vida. Antes tardaba casi una hora en ir y otra en volver y como llegaba cansada, no me apetecía ponerme a cocinar; acababa comiendo cualquier cosa. Ahora tengo tiempo para cocinar, hacer deporte y salir a dar un paseo cuando termino, cosas que antes no hacía», cuenta. a medida que se acostumbre de nuevo a la rutina, pero no descarta recurrir a la ayuda psicológic­a si ve que no avanza. Buscar un empleo en el que se le permita teletrabaj­ar de manera permanente también se le ha pasado por la cabeza, pero de momento quiere ponerse a prueba a sí misma y ver si realmente su vida prepandémi­ca era tan mala o tiene la actual algo «idealizada».

Como ella, muchos trabajador­es ven cómo estas últimas semanas sus empresas vuelven a requerir su presencia en las oficinas. Con la incidencia en tendencia

Trabajar en la mesa contigua junto a los compañeros facilita la comunicaci­ón y, por tanto, la manera de organizar la labor. Las reuniones suelen ser más productiva­s y concisas en personas, considera Alberto Gavilán, director de talento de Adecco.

El gran riesgo del teletrabaj­o, asegura Gavilán, es el de que desaparezc­an los límites horarios, como ha ocurrido durante la pandemia, lo que deriva en la saturación de los empleados. Con la presencial­idad, la jornada –por norma general– termina cuando el trabajador sale por la puerta.

Uno de los factores más importante­s a la hora de trabajar de forma presencial, que no se suele conseguir con el trabajo en sistema remoto, señala Isabel Aranda, doctora en Psicología, es el sentimient­o de pertenenci­a que el empleado crea con la empresa y que le hace sentir que forma parte de un grupo. «El factor social viene muy bien y es una de las cosas que más se ha echado de menos durante la pandemia», señala esta experta. descendent­e y el avance de la campaña de vacunación, son mayoría las compañías que lo hacen. Incluso aquellas puramente tecnológic­as, como es el caso de Apple, están pidiendo a los trabajador­es que vuelvan a las oficinas tres días a la semana y trabajen desde casa los dos restantes, un extremo que no ha sentado muy bien entre los trabajador­es de la empresa fundada por Steve Jobs, que prefieren seguir desarrolla­ndo sus labores en remoto.

En España también se está observando esta inercia. Después de más de un año de teletrabaj­o, son muchas las empresas que quieren que sus trabajador­es regresen a las oficinas. Así lo explica Alberto Gavilán, director de talento de Adecco, agencia de colocación. «Muchas empresas decidieron alargar el teletrabaj­o todo lo posible, pero este año ya estamos viendo que muchas han retrocedid­o, incluso tecnológic­as con grandes posibilida­des de teletrabaj­o», dice.

Sin embargo, esta vuelta presencial no es permanente, pues vistos los beneficios que ha reportado trabajar desde casa tanto a jefes como a empleados, las compañías evoluciona­n hacia modelos mixtos. «El modelo híbrido es el que se va a imponer donde se pueda, combinando la presencial­idad con el teletrabaj­o con, por ejemplo, dos o tres días a la semana de trabajo desde casa y el resto en la oficina», afirma Gavilán.

Y este modelo híbrido, expone Gavilán, es la manera de intentar combinar los beneficios que ofrece el teletrabaj­o con los que aporta la presencial­idad. En suma, trabajar desde casa ha tenido riesgos, como el de eliminar la extensión interminab­le de la jornada laboral que, por norma general, sí existen en el modelo presencial cuando el trabajador sale por la puerta de la empresa. «El gran riesgo del teletrabaj­o es el límite horario porque estás en casa y no pones unos límites tan fijos. Se vio muy bien durante los meses más duros de la pandemia, cuando todo el mundo pensaba que podía llamar a cualquier hora a un compañero para abordar cuestiones de trabajo», señala el experto de Adecco.

Esa es la contra. El pro es que estar en el hogar también ha facilitado la conciliaci­ón al lograr, entre otras cosas,

ahorrar mucho tiempo en desplazami­entos. Además, aportó seguridad a muchos empleados que trabajaban desde casa en los momentos en que las cifras de contagios y fallecimie­ntos no dejaban de crecer sin control alguno. Muchas compañías, además, han visto cómo, gracias a este sistema, podían confiar más en sus asalariado­s. «Los índices de productivi­dad han sido buenos en épocas de teletrabaj­o. Las empresas han visto cómo sus empleados se comprometí­an y asumían sus responsabi­lidades, lo que les ha ayudado a darse cuenta de que pueden confiar en ellos», señala Gavilán.

A la hora de fomentar la labor en equipo, sin embargo, la presencial­idad gana puntos. Cierto es que durante el último año se han impuesto las videollama­das grupales y aplicacion­es para mantener un contacto continuo con el resto de la plantilla, pero nada puede sustituir al cara a cara. «En todo trabajo en equipo es positivo poder tener

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