Hay quienes sienten que no están preparados para la vuelta, de manera que el regreso se convierte en motivo de estrés y ansiedad
un contacto directo con los compañeros. Las reuniones presenciales facilitan mucho la comunicación e incluso sirven para ganar tiempo, pues con el remoto a veces hay exceso de reuniones o estas se alargan», dice Gavilán.
Es precisamente esta sociabilización que se da en las oficinas la que provoca que muchos empleados tengan ganas de recuperar su rutina preCovid. Otros, en cambio, se conforman con seguir viéndolos a través de las pantallas. «Hay personas que están deseando volver a las oficinas porque toda la parte social la tienen como vinculada al entorno laboral y les aporta mucha satisfacción. Pero hay otras que bien por miedo o bien porque tienen una casa estupenda para trabajar o viven muy lejos prefieren seguir desde casa», explica Elisa Sánchez, coordinadora del grupo de Salud Laboral del Colegio de la Psicología de Madrid.
En resumen, a quien más afectará la vuelta a la oficina, señala Sánchez, es a las personas «con más ansiedad tipo agorafobia o trastornos obsesivos compulsivos». Hay algunas que incluso necesitarán terapia, dice esta profesional. «Toda esta situación ha sido un detonante para personas que ya tenían vulnerabilidad previa. Lo que hace esto es incrementarlo», señala.
En la misma línea se posiciona Isabel Aranda, doctora en Psicología y vocal de Psicología del Trabajo del Colegio de la Psicología de Madrid, que añade otros motivos por los que hay trabajadores que no se sienten aún preparados para volver en persona. «Han visto que su vida ha mejorado y quieren seguir así». Pero el miedo al contagio, agrega, sigue presente, y los protocolos que llevan a cabo las empresas para que el virus no entre en ellas consigue reafirmarlo más. «Te enfrentas a una situación altamente estresante; es como empezar de nuevo en un sitio que te resulta desconocido y te preguntas si sigue siendo peligroso», sentencia.