La «app» que lo sabe todo de tu cuarentena
atisfacción del contagiado y también del profesional encargado de su seguimiento. El primero, porque sentía que tenía más información de su enfermedad y de cómo actuar ante los distintos síntomas que se le presentaban. El segundo, por percibir una cierta reducción de su carga de trabajo. Es el resultado de uno de los proyectos de investigación desarrollados en el último año enmarcados en la convocatoria extraordinaria y urgente publicada por la Gerencia Regional de Salud en 2020 para financiar proyectos relacionados con la Covid. El objetivo, en este caso, era «aportar evidencia científica sobre la eficacia» y ver cuáles eran las dificultades en el proceso de implantación» de una aplicación informática (una «app») que persigue la mejora asistencial de los pacientes infectados confinados en sus domicilios, explica la doctora Rosa Conde, responsable de la Unidad de Apoyo a la Investigación del Área de Salud Valladolid Oeste, quien cree que la herramienta se ha revelado como «útil y segura» y que «podría ser muy adecuada» para patologías crónicas –de hecho, la «app» nació de dar una vuelta de tuerca a otro proyecto similar con la vista puesta en los pacientes con asma grave–.
Para participar en el ensayo, en el que se implicaron cinco centros de salud
S(Delicias I y II, Arturo Eyries, Casa del Barco y Laguna de Duero), seleccionaron dos grupos de pacientes: 75 para someterles al seguimiento telefónico habitual y 81 de ellos cuya atención se haría, además, con la aplicación, de cuyo desarrollo se encargó la empresa Tunstall.
«Queríamos comparar ambas situaciones», explica Conde, quien admite que les costó algo más encontrar a los segundos, ya que requerían un perfil concreto, alguien más familiarizado con las nuevas tecnologías o en su defecto, que tuviera un cuidador que lo estuviera. Por ello, la media de edad de los pacientes que han participado en este ensayo «ha sido más bien joven, de 35,3 años», no todos en principio positivos, aunque «un 63% de los incluidos se fueron positivizando en la cuarentena». ¿Y cómo funcionaba? El enfermo debía encargarse de registrar en el sistema dos veces al día una serie de variables
Rosa Conde
Doctora e investigadora clínicas relacionadas no sólo con sus síntomas, sino también con la medicación que tenía e incluso relativas a su estado ánimo, «muy importante para nosotros». Recuerda Conde que la idea no era suplantar las llamadas de control que se hacían desde Primaria, sino ser más eficiente en la atención, ya que los datos recogidos proporcionaban más información al profesional. Además, si el enfermo notaba algún cambio repentino en su estado de salud, «no tenía que esperar a la llamada, podía mandar en ese momento un mensaje al sanitario encargado de su seguimiento, que le respondía en un tiempo razonable, lo que le daba una sensación de control constante». De todos los que participaron, sólo uno tuvo que tener un seguimiento más controlado porque los datos así lo aconsejaban, aunque no tuvo que ser hospitalizado.
Recuperados los pacientes, fueron sometidos a un cuestionario para obtener información de cuál había sido su nivel de confianza en el sistema, cómo habían visto la calidad de su seguimiento y cuáles habían sido sus principales dificultades, entre otras cuestiones. Éste ha permitido a la doctora Conde deducir la utilidad de la herramienta, si bien admite que los profesionales echaron en falta que este sistema de seguimiento estuviera integrado en su plataforma de registro de datos. No obstante, para la facultativa, esta iniciativa ha confirmado la necesidad de plantear más proyectos que faciliten la incorporación de la Primaria a la investigación: «Cuando se lo propusimos a sus profesionales, a pesar de su difícil situación por la pandemia, se volcaron y fueron muchos los que quisieron participar». Además, cree que proyectos como éste demuestran que «la telemedicina y la telemonitorización de los pacientes ha llegado para quedarse y hay que seguir trabajando en este sentido. salvando las barreras que sean necesarias para su incorporación».
«La pandemia ha demostrado que la telemedicina y telemonitorización han llegado para quedarse»