Del ‘booktuber’ al ‘booktoker’: a la caza de lectores en la red
a peste impone el recogimiento y la introspección. Ocurrió en la Florencia del ‘Decamerón’ y la Venecia de Thomas Mann. Nueve siglos más tarde, un nuevo contagio volvió a confinar al ser humano no en una villa florentina, sino en pisos de 40 metros: casas ciegas, sin ventanas ni terrazas, pero con conexión a Internet. Quince meses de pandemia y cuatro millones de muertos después —España sobrepasó las cien mil víctimas—, los vivos se sobrepusieron de la pandemia como los personajes de Boccaccio: contándose historias. La cuarentena disparó las suscripciones a Netflix y otras plataformas audiovisuales, aumentó el alta en redes sociales y la suscripción a aplicaciones para descargar ficciones sonoras o versiones digitales de los clásicos y las novedades literarias.
LDurante los cien días que duró el confinamiento en España, los índices de lectura crecieron del 57% al 68%. Así consta en el ‘Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros’ elaborado por la Federación del Gremio de Editores de España (FGEE). A pesar de que la pandemia apeó al libro de su fiesta y a Cervantes de la fecha que conmemora su muerte, el 23 de abril de 2020 se celebraron recitales y lecturas en Zoom, conferencias en Google Meetings y entrevistas a autores en el formato ‘En directo’ de Instagram (IG Live). Incluso en plena desescalada, las restricciones horarias, los toques de queda y los confinamientos perimetrales alimentaron una misantropía que convirtió a muchos en lectores a tiempo completo. Encerrados con sus móviles, tabletas y demás dispositivos, hombres y mujeres se refugiaron de un mundo que les hacía la cobra.
Ocho millones de españoles se incorporaron en 2020 como nuevos suscriptores tanto en redes sociales como en plataformas en línea. Youtube ganó 37 millones de usuarios potenciales (89.3%), seguido por Facebook (79.2%), Instagram (69%) y Twitter (52.6%). TikTok creció como la espuma: 8,8 millones, según el Reporte anual de tendencias en Social Media elaborado por Hootsuite y la consultora
We Are Social. El paso del tiempo y sacudón de la pandemia precipitó las cosas. Lo que antes se conocía como ‘influencer’ —anglicismo atribuido al prescriptor— y ‘booktuber’ —variante libresca de los primigenios youtubers— generó un ecosistema con sus propias relaciones tróficas: desde la proliferación de