ABC (Castilla y León)

Isla Correyero, galardonad­a con el ‘Gil de Biedma’ de poesía

Rayuela Produccion­es abrirá el telón de la feria con un montaje multidisci­plinar y lo cerrará la Joven Compañía de Danza

- ABC SEGOVIA

La semana pasada despedimos al General de Brigada José Rivas Moriana, que pasó a la reserva y dejó su responsabi­lidad como jefe de la IV Subinspecc­ión General del Ejército y Comandante Militar de Valladolid y Palencia. Estoy seguro de que vuelve a su Córdoba natal con el orgullo del deber cumplido y con la seguridad personal de haberse ganado el corazón de todos los que hemos tenido la fortuna de conocerle y trabajar en muchas cosas con él.

Desde el primer día de su estancia entre nosotros, el General Rivas se propuso acercar el Ejército a los ciudadanos y lo ejemplific­ó en relacionar­se y abrir las puertas del Palacio Real de Valladolid de par en par. Con este gesto entregó a la ciudad un edificio histórico que no muchos vallisolet­anos conocían. Se pasaba por la puerta, pero pocos sabían lo que había dentro. Hacer del Palacio no solo una dependenci­a militar, sino un espacio de disfrute de la población, centro cultural y social habitual, es solo una muestra del talante de este cordobés que disfruta poniendo en valor lo mucho y bueno de nuestro Ejército, el trabajo vital que las Fuerzas Armadas realizan en tiempo de paz y que se traduce en una aportación muy relevante para la sociedad civil, tal vez populariza­do para todos en el papel de la Unidad Militar de Emergencia­s, que tanto prestigio ha alcanzado entre los españoles.

En tiempo de pandemia, el Ejército ha realizado una labor impagable en limpieza, vigilancia y desinfecci­ón. Todo al servicio de los ciudadanos y es que, como siempre nos recordaba Rivas Moriana, la vocación de servicio y los valores están grabados a fuego en la mente y el corazón de un militar que se precie y tenga el orgullo de serlo.

Las Fuerzas Armadas han mejorado su imagen mucho en los últimos años. Nadie con sentido común cuestiona su papel y su trabajo. La profesiona­lización de nuestros militares se traduce hoy en un colectivo de mujeres y hombres que tienen una gran preparació­n, de élite en muchos casos, lo que hace que sean reclamados para misiones que exigen la más alta cualificac­ión. Ese papel y a la vez el encaje en la sociedad del mundo militar, como un hecho de normalidad y de convivenci­a, ha sido la seña de identidad del mando de Rivas en esta plaza y ha dejado huella. Sin duda, ha abierto una senda no explorada por estas tierras y que debería seguir activa para beneficio de todos.

La cacereña Isla Correyero, con su poemario ‘Japonesas’ es la ganadora de la XXXI edición del Premio de Poesía ‘Jaime Gil de Biedma’, que convoca la Diputación de Segovia. Correyero, según dijo ayer el coordinado­r del jurado, Gonzalo Santonja, es una escritora consolidad­a, mientras que el sevillano Diego Vaya, con ‘Pulso Solar’, ganó el accésit.

Santonja recordó de Correyero su trayectori­a desde mediados de los 80, con su antología ‘Buenaventu­ra’, que es una pieza fundamenta­l de la Transición, además ser guionista de cine y televisión, con formación y carrera como enfermera. Lo que reflejó en un libro muy destacado como fue ‘Diario de una enfermera’, que tiene «una capacidad de deslumbram­iento» que ahora vuelve a repetir en ‘Japonesas’. La obra, que conquistó al jurado, es «sobre amor lésbico, aunque me quedo con el calificati­vo inicial de amor», remarcó Santonja para añadir que tiene «tres perfiles perfectame­nte integrados».

I. CORREYERO

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