Orban lanza una dura campaña euroescéptica en plena apertura de la cumbre
▶Varios países le animan abiertamente a que elija entre cumplir los principios comunitarios u optar por abandonar cuanto antes la Unión Europea
Coincidiendo con la publicación en los principales periódicos de Europa de un manifiesto euroescéptico firmado por el presidente del Gobierno húngaro, Viktor Orban, y en el que evoca prácticamente los mismos argumentos que enarbolaban los partidarios del Brexit, el Consejo Europeo, que empezó ayer a mediodía en Bruselas se convirtió en un ataque de prácticamente toda la UE contra Orban. Este hasta ahora aguantaba mal que bien el papel de socio díscolo, pero en su último desafío ha decidido aprobar una ley sobre la relación de la sociedad con la homosexualidad que ha sido considerada como inaceptable y discriminatoria.
Por primera vez desde el Brexit, un jefe de Gobierno como el primer ministro holandés, Mark Rutte, ha llegado a decir que Hungría «ya no tiene cabida en la Unión Europea», y en el interior de la sala del Consejo le peguntó a su colega húngaro Viktor Orban «por qué quieres seguir en la UE si no respetas sus normas». Hasta el habitualmente discreto, jefe del Gobierno portugués, António Costa, le dijo que si solo quiere una relación económica con la Unión tal vez estaría más cómodo con fórmulas como la de Noruega o Suiza, en lugar de ser miembro de pleno derecho.
No es la primera vez que Orban lanza una campaña contra la UE o contra sus principales dirigentes. En este manifiesto público sostiene que debe eliminarse el lema de «una unión cada vez más estrecha» y limitar además la capacidad de gestión de la Comisión Europea.
Naturalmente, en el caso de la ley sobre el tratamiento de la información sobre homosexualidad, el primer ministro húngaro Viktor Orban dijo a su llegada que lejos de discriminar a los homosexuales, se considera «un defensor» de sus derechos y que la ley que ha causado semejante revuelo y que prohíbe hablar de temas relacionados con el entorno LGTBI en las escuelas y en determinados contextos de los medios de comunicación no es una norma contra los homosexuales «sino sobre la defensa de los derechos de los niños y los padres», y acusó a los que la critican de no haberla leído.
Orban no quería que se hablara de ello en la reunión, pero no pudo impedirlo porque otros 17 países habían llegado ya con ganas de reprocharle lo que consideran como una violación grave de los principios esenciales y valores en los que se funda la UE. Los mismos diecisiete países que la víspera habían enviado una carta a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, para pedirle que tomara cartas en el asunto ante la ley húngara, ayer escribieron otra declaración conjunta en la que se dirigen a las principales instituciones europeas para afirmar que «con ocasión de la celebración del día internacional del Orgullo LGTBI y a la luz de las amenazas a los principios fundamentales y en especial al de no discriminación sobre la base de la orientación sexual, expresamos nuestro compromiso con nuestros valores fundamentales consagrados en el Artículo 2 del Tratado Fundamental de la UE». La carta, que tiene a España entre los firmantes, fue anunciada por el primer ministro de Luxemburgo, Xavier Bettel, que es homosexual y aunque no menciona expresamente a Hun