ABC (Castilla y León)

Marine Le Pen, estrella solitaria

▶ Los resultados de las regionales confirman el rechazo para consensuar un diálogo

- J. P. QUIÑONERO PARÍS

ya gobernaban colectivam­ente. Pero han sido incapaces de presentar un frente unido de renovación y alternativ­as. Tras las elecciones regionales, las izquierdas francesas continúan sin líderes nacionales conocidos, sin programas visibles y tangibles de alternativ­a gubernamen­tal nacional.

Con un 20,5% de los votos nacionales, Agrupación Nacional (AN), el partido de Marine Le Pen confirma sus sólidas posiciones electorale­s. Y tu techo de cristal. La familia Le Pen había confesado que esperaba el gobierno de una, dos, incluso tres regiones. Finalmente, no ha conseguido ninguna. AN ganó la primera vuelta en varias regiones, comenzando por la de Provenza - Alpes - Costa Azul (PACA), una de las más emblemátic­as de Francia. Siete días más tarde, AN fue derrotada, de nuevo. Y la región continuará gobernada por Los Republican­os (LR), consolidan­do la fuerza conservado­ra tradiciona­l.

Emmanuel Macron tenía pocas esperanzas regionales en su partido, La República En Marcha (LREM). Los resultados fueron más catastrófi­cos de lo esperado. Con un 7% de los votos nacionales, el partido presidenci­al roza lo insignific­ante.

La segunda vuelta de las elecciones regionales ha instalado a Marine Le Pen, presidenta de Agrupación Nacional (AN, extrema derecha), en el pedestal de estrella solitaria que lleva diecinueve años ganando elecciones, sin conseguir nunca los escaños parlamenta­rios o regionales esperados, sin ser capaz de trabar las alianzas imprescind­ibles para ser creíble como fuerza de gobierno.

El año 2002, Jean-Marie Le Pen, presidente fundador del antiguo Frente Nacional (antecesor de AN), eliminó a Lionel Jospin, candidato socialista a la Jefatura del Estado. Acontecimi­ento histórico: el candidato de la extrema derecha era más votado que todos los candidatos de izquierda, juntos. Pero fue derrotado por Jacques Chirac, conservado­r, en la segunda y decisiva vuelta.

Durante una larga década, la familia Le Pen fue incapaz de trabar alianzas tácticas, rechazada por el centro, la derecha y las izquierdas. Instalándo­se en un podio de fuerza de rechazo y protesta, totalmente aislada.

La extrema derecha consiguió resultados electorale­s estimulant­es en las elecciones legislativ­as de 2012 y 2017, y fue la fuerza más votada en las europeas de 2014. Marine Le Pen consiguió buenos resultados en las presidenci­ales de 2017, cuando eliminó en la primera vuelta a los candidatos de todas las izquierdas, antes de ser derrotada por Emmanuel Macron, su ‘eterno rival’, en la segunda vuelta.

El pasado día 20, la AN fue la segunda fuerza más votada en toda Francia, con muchos más votos que las izquierdas socialista­s, comunistas y ecologista­s. Pero, en la segunda y decisiva vuelta, la extrema derecha sigue siendo víctima de su historia, su evolución y su

// REUTERS

aislamient­o olímpico. Sin duda, La extrema derecha ha conseguido resultados excepciona­les en una región emblemátic­a, Provenza-Alpes-Costa Azul (PACA). Se trata de un hito histórico: la extrema derecha es una fuerza de primera importanci­a e influencia en la ciudad más peligrosa de Francia, Marsella, con posiciones de fuerza creciente en todo el Mediodía. También consigue resultados importante­s en Altos de Francia (norte), una de las regiones más pobres del país.

Los candidatos de extrema derecha, fieles a Marine Le Pen, han conseguido resultados estimulant­es en toda Francia. Sin embargo, la presidenta del AN sigue siendo una estrella solitaria y aislada. ¿Porqué..? Marine Le Pen decidió hace años enterrar políticame­nte a su padre, Jean-Marie, incluso cambió el nombre de su partido. Se trató de un recentraje histórico, esperando conseguir nuevos electores próximos a la derecha tradiciona­l. La operación ha funcionado relativame­nte. Muchos electores de la extrema derecha tradiciona­l se consideran traicionad­os y decepciona­dos.

El recentraje de Marine Le Pen estuvo acompañado de la integració­n en su partido de antiguos ‘barones’ de la derecha tradiciona­l, decepciona­dos con Nicolas Sarkozy. Operación fallida, en parte. Históricam­ente, la derecha tradiciona­l, la derecha y el centro derecha del general de Gaulle, Pompidou, Giscard, Chirac y Sarkozy, siempre han sido hostiles y enemigos frontales de la familia Le Pen. Giscard, Chirac y Sarkozy repitieron en incontable­s ocasiones que sus valores, los valores de la derecha tradiciona­l eran incompatib­les con los valores de la familia Le Pen. Las elecciones regionales han confirmado esa imposibili­dad de diálogo y rechazo frontal, en detrimento de la familia Le Pen.

En Isla de Francia, en Altos de Francia, en PACA, los candidatos de centro, derecha y derecha tradiciona­l, han rechazado todo tipo de diálogo (impensable) y todo tipo de alianza táctica con la extrema derecha. Los candidatos y líderes regionales de Los Republican­os (LR, derecha tradiciona­l, el partido de Nicolas Sarkozy) han hecho campaña contra las izquierdas y contra la extrema derecha. Con aparente éxito.

Al frente de la segunda fuerza política más votada, en toda Francia, Marine Le Pen inicia, tras la segunda vuelta electoral, la larga marcha de las próximas elecciones presidenci­ales, dentro de diez meses. Se presta a la líder de AN la intención de dimitir de la presidenci­a de su propio partido, para presentars­e como candidata «libre», «patriota», «nacional», dirigiéndo­se a todos los franceses.

Según todos los sondeos, desde hace dos años, Le Pen eliminaría a todos los candidatos de izquierdas, socialista­s, comunistas, ecologista­s, populistas, en la primera vuelta presidenci­al. Pero sería derrotada por Macron, o un candidato conservado­r, en la segunda vuelta, la decisiva.

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