ABC (Castilla y León)

El primer pacto en pensiones nace con críticas por falta de ambición

▶El Gobierno deberá poner en marcha un nuevo mecanismo de ajuste del gasto antes de que termine el año ▶Los agentes sociales se reúnen hoy con el Gobierno para cerrar los «últimos flecos» de la reforma

- SUSANA ALCELAY / MARÍA CUESTA MADRID El ministro busca un acercamien­to con el PP

Fumata blanca para que esta semana los agentes sociales sellen el acuerdo para reformar el sistema de pensiones, uno de los cambios más importante­s que demanda Bruselas para recibir los fondos y que, sin embargo, llega entre advertenci­as de los expertos sobre su falta de ambición para equilibrar un sistema abocado a soportar muchos más gastos que ingresos. José Luis Escrivá ya ha recibido el visto bueno de Nadia Calviño para formalizar el pacto, tras exigir que el sistema de pensiones no se quedará sin un mecanismo de control del gasto, bien el demonizado factor de sostenibil­idad o el nuevo mecanismo de equidad intergener­acional.

Hace semanas que el ministro y los agentes sociales habían alcanzado un preacuerdo, tal y como avanzó ABC, pero las reticencia­s de la vicepresid­enta y ministra de Economía a cómo el ministro había planteado la derogación del factor de sostenibil­idad –sin que antes estuviera en marcha el nuevo mecanismo– bloquearon el anuncio y la firma del principal pacto de la legislatur­a. Los planes iniciales de Escrivá

El mensaje lo lanzó la presidenta de la CE, Ursula von der Leyen, al entregar a Pedro Sánchez el documento con la aprobación del plan de recuperaci­ón. Entre los elogios al esfuerzo hecho por España, Von der Leyen deslizó también un llamamient­o a la unidad política que ahora el ministro de Seguridad Social estaría intentando materializ­ar. Fuentes consultada­s por este diario aseguran que Escrivá está intentando «cuadrar agendas» para reunirse en el Congreso con el PP y buscar un acercamien­to en una reforma clave.

pasaban por derogar este mismo año el mecanismo introducid­o en la reforma de 2013 para ajustar las nóminas a la esperanza de vida, que debería haber entrado en vigor en 2019 y fue desplazado a 2023. Pero el acuerdo, que hoy mismo podrían rematar los equipos técnicos en el encuentro al que han sido citados por la Seguridad Social, recogerá, sin embargo, que el texto normativo incluya la derogación del factor diseñado por el PP solo cuando la primera parte de reforma entre en vigor, lo que se espera para enero de 2022. Para entonces ya deberá estar operativa la nueva fórmula de equidad intergener­acional, aunque el texto del preacuerdo que ya avanzó ABC apunta que no comenzará a tener efectos hasta 2027, en plena jubilación de la generación del ‘baby-boom’.

A partir de ahora comienza, por tanto, una nueva negociació­n, pues la idea es que en los próximos meses el Gobierno y los agentes sociales cierren el diseño concreto de la nueva fórmula. En caso de no alcanzar un acuerdo, la responsabi­lidad recaería en el Ejecutivo, que tendría la misión de regularlo. Aunque aún no se conocen muchos detalles sobre cómo será su definición, desde Seguridad Social han venido defendiend­o que será un punto más de la reforma y que los elementos centrales serán la garantía del poder adquisitiv­o y las medidas para alinear la edad efectiva y ordinaria de jubilación, lo que ha despertado los temores entre los mayores expertos nacionales en pensiones sobre la efectivida­d de los cambios.

Lo cierto es que el mecanismo de equidad intergener­acional se ha convertido en un factor clave de las negociacio­nes y era el único escollo para salvar la primera fase del acuerdo. Ahora, una vez superado, solo queda redactarlo y cerrar algunos flecos del pacto, como el último retoque a las jubilacion­es por despido por parte de la CEOE. Materias que, en ningún caso, podrían ya hacer descarrila­r la reforma, aseguran fuentes de la negociació­n.

El preacuerdo sobre los grandes asuntos llevaba retenido por Calviño desde hace algo más de dos semanas en las que también se han terminado

Sánchez prepara una puesta de largo, por todo lo alto, para escenifica­r el primer gran acuerdo que recibe Bruselas

de cerrar algunas exigencias sindicales sobre los mecanismos de ajuste. El titular de la Seguridad Social llegó a estar tan convencido de que el acuerdo era un hecho que hace más de un mes, el 21 de mayo, solicitó comparecer ante la comisión del Pacto de Toledo. Sin embargo, ni la comparecen­cia se produjo finalmente ni los grupos consultado­s por este diario volvieron a ser informados al respecto.

Ahora sí se espera que, una vez escenifica­do el acuerdo, el ministro acuda a la comisión parlamenta­ria a anunciar los cambios, que se centran en garantizar el poder adquisitiv­o de las pensiones. Un blindaje de las nóminas que, a cambio, ha tenido que ser compensado con otros ajustes, como los recortes en las jubilacion­es anticipada­s, que llegarán hasta el 21% para aquellos que adelanten dos años el retiro, como avanzó este periódico. El objetivo es alinear la edad ordinaria de jubilación y la efectiva con castigos y con premios para los que decidan demorar el retiro para intentar cuadrar las cuentas del sistema.

El Gobierno prepara ya la puesta de largo de un pacto cuya importanci­a va más allá de ser una ofrenda a Bruselas. En clave interna, la paz, aunque sea parcial, en torno a un tema de calado como las pensiones supone un fuerte espaldaraz­o a Escrivá, que mantiene un pulso con su homóloga de Trabajo, Yolanda Díaz, quien ha acaparado los focos en los pactos de los ERTE.

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