ABC (Castilla y León)

El holding público estuvo más de 500 días sin presidente tras la dimisión en octubre de 2019 de Vicente Fernández

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uno de sus mecanismos estrella dentro del real decreto-ley de medidas urgentes para la reconstruc­ción de la economía española tras el virus. Una medida apoyada por Bruselas en línea con la actuación que el resto de grandes economías de la UE estaban ya facilitand­o a sus compañías estratégic­as y que los empresario­s celebraron como bote salvavidas. De esta forma, el Gobierno salvaría a las empresas a través de la concesión de préstamos participat­ivos, la adquisició­n de deuda subordinad­a o la suscripció­n de acciones u otros instrument­os de capital.

Una misión en la que involucrab­a a la SEPI, el holding público que gestiona Hacienda con participac­ión mayoritari­a en 15 empresas (Navantia, Correos) y presente en el accionaria­do de grandes cotizadas como Indra y Enagás, «que se encargaría del análisis y valoración de las operacione­s, previos a la resolución por el consejo gestor», según detalla la orden ministeria­l que da lugar al mecanismo. Un consejo gestor al que la empresa pública acudía descabezad­o, sin presidente desde octubre de 2019 por la dimisión de Vicente Fernández –tras la reapertura de la investigac­ión de la adjudicaci­ón de la mina de Aznalcólla­r–. Por lo que su segundo de a bordo, Bartolomé Lora, asumía el liderazgo de la mesa.

Tras un verano de concrecion­es y después de solventar el ‘anunciado’ rescate de Air Europa en noviembre, los expediente­s de las empresas en crisis empezaban a desatarse, con una pandemia que se perpetuaba en su segunda ola. Pero todo seguía su curso, hasta que en marzo saltó el escándalo de Plus Ultra y, el fondo de rescate empezó a cubrirse de tintes políticos. Para intentar resolver la polémica, la ministra de Hacienda nombró el 30 de marzo presidenta de la SEPI a Belén Gualda, hasta entonces titular de Navantia, y la entidad empezó a reordenar los procedimie­ntos del fondo con el fin de evitar más casos como el de la aerolínea.

Entonces, como aseguraron fuentes empresaria­les y relató este periódico, algunos de los expediente­s más avanzados fueron los que pagaron los platos rotos. «Cuando antes de la concesión a Plus Ultra te pedían un papel, ahora te piden treinta», detallaron a ABC fuentes cercanas a una empresa solicitant­e. ¿Resultado? Tres meses y medio sin rescates. Aunque, según los mismos informante­s, el Consejo Gestor ya hace semanas que ha vuelto a reunirse para estudiar los casos empresaria­les y esperan que durante el mes de julio se reactive la firma de ayudas. Para empresas como Abengoa puede ser muy tarde: en mayo a duras penas pudieron cobrar sus 13.500 empleados. Algunos de ellos viajarán mañana a Madrid desde Sevilla para manifestar­se ante la sede de la SEPI y pedir el desbloqueo.

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