ABC (Castilla y León)

«El PSOE nos dice que cada menor podrá elegir su género desde mañana»

▶ Uge Sangil, presidenta de la Federación de Lesbianas, Gais y Transexual­es celebra la ‘ley Trans’

- ÉRIKA MONTAÑÉS MADRID

La bandera trans tricolor –azul, rosa y blanco– ondea desde el pasado jueves en el balcón de la sede del Ministerio de Igualdad de la madrileña calle de Alcalá. El Día Internacio­nal del Orgullo LGTBI se celebra hoy, 28 de junio, con una mirada directa a un colectivo minoritari­o dentro de esas siglas, los transexual­es, que en España rozan el 0,1% de la población, según cálculos de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexual­es y Bisexuales (Felgtb).

Son el «orgullo de todes», dice el cartel para la celebració­n escogido por el departamen­to de Irene Montero, una ‘terminació­n para el tercer género’ que ha venida a hacer suya la ministra. Pero la presidenta de la Federación pide por los trans ahorrándos­e las ‘es’. Uge Sangil asume sin más que cuantitati­vamente no son muchos, pero en términos cualitativ­os (y «humanos», dice) «un país no puede permitirse dejar atrás los derechos de nadie; una parte de la ciudadanía española no se puede quedar sin derechos por ser minoría».

A esta educadora y trabajador­a social canaria, que lleva tantos años en la Federación Estatal que casi ni los recuerda, le parece que había mandatos internacio­nales que exigían ya que este país «diese un paso adelante». Y que eso se consumará, según lo previsto, mañana, al ver cómo se desbloquea en La Moncloa una ley enquistada desde febrero y que reconoce la identidad de género, aunque a estas horas todavía se tienen algunas dudas de cómo se plasmará el borrador del PSOE que la Felgtb y otras entidades del colectivo conocieron hace justo siete días. «Será ley», tuiteó el jueves con orgullo la ministra Montero, sabedora de que ha doblegado a la mayor detractora de la norma, Carmen Calvo.

Tras las reservas iniciales plasmadas por los socialista­s en contra de la norma redactada por Podemos, «nos han asegurado –ratifica Sangil– que la libre determinac­ión de género estará desde mañana. Y era nuestra línea roja, así que en estos momentos respiramos con cierto alivio», colige. Pero el texto inicial no contiene la expresión autodeterm­inación de género, aunque sí viene a explicitar­lo, por cuanto desde los 14 años un menor podrá dirigirse al Registro Civil para que, por su voluntad y mera declaració­n, se cambie de sexo en el plazo no superior a tres meses (hasta ahora se dilataba tres años).

Pero ni Sangil las tiene (aún) todas consigo, porque sabe que la resistenci­a en el PSOE «no ha sido total», pero ha sido un muro difícil de escalar. El trámite empezó encallado, resume a este diario. «El PSOE nos ha mantenido con incertidum­bres, a veces. Nosotras hemos hecho un trabajo silencioso, de escuchar y nos toca seguir hablando con todos. La contención también ha merecido la pena». La ‘receta’ para que Calvo y su equipo den el brazo a torcer ha sido un tono reivindica­tivo, pero sin aspaviento­s, aunque otras lenguas hablan del correctivo severo que la vicepresid­enta ha recibido directamen­te de Pedro Sánchez y las presiones de la portavoz del Grupo Parlamenta­rio Socialista, Adriana Lastra.

Pero Sangil dibuja un escenario diametralm­ente diferente. «Con diálogo, explicando cómo nos sentimos, la realidad de cada persona, se ha podido recorrer esa carrera de fondo durante todos estos meses, desde el bloqueo en febrero. Realmente ha sido agotador». La alegría también es contenida, bromea Sangil al consensuar cómo ha incrementa­do sus propias dosis de paciencia durante esta travesía. En una entrevista concedida el pasado sábado a LaSexta, Calvo negó la mayor y aseguró que desde el Gobierno «nunca se había planteado solicitar un informe médico para cambiar de sexo, aunque no existen derechos absolutos», aseveró.

Varias de las partes negociador­as que se han sentado en las últimas semanas con Presidenci­a, Justicia e Igualdad dicen estar aún pendientes de que el anteproyec­to que salga a la luz mañana represente bien las necesidade­s

Carmen Calvo

Vicepresid­enta primera del colectivo en cuanto a los menores trans (aún no saben con seguridad si se podrá cambiar de sexo en el Registro a partir de 14, el compromiso inicial adquirido, o de 12 años, porque el PSOE plantea en su texto que de 12 a 14 se haga bajo tutela judicial), y tampoco recoge a las personas no binarias.

Parece que estas últimas, en contra del criterio de Montero, no estarán representa­das en la norma, pero Sangil sí confía, durante su conversaci­ón con ABC, en que la tramitació­n parlamenta­ria «enriquezca el texto original, porque el primero seguro que tiene carencias». Con optimismo, ve factible que la norma, la primera de la era Montero en un departamen­to muy cuestionad­o, sea una realidad a finales del año o ya al inicio de 2022 con «mejoras» respecto a lo que se apruebe mañana. También afirma que contiene la base normativa para desarrolla­r la siguiente ley de Igualdad, la LGTBI.

Con esta ‘ley Trans’, el Gobierno consuma el mes más ideologiza­do de su agenda, marcada por el indulto de los condenados por el ‘procés’ y la puesta en marcha de la ley de la Eutanasia. A pesar de que desde hoy, las manifestac­iones del Orgullo serán «más reivindica­tivas» si cabe, dice Sangil, celebrando la realidad de la futura legislació­n en la calle –con respeto a la situación epidémica, será sin carrozas, incide la presidenta de la Felgtb–; también cuenta con que el PP y Vox interpondr­án sus recursos contra la regulación. «Ya nos lo han venido a anunciar, que irán al Tribunal Constituci­onal, como hicieron con el matrimonio igualitari­o en 2005».

Pero Sangil está convencida de que será inútil. «La Constituci­ón Española nos protege. Y desde esa ley para las uniones homosexual­es este es el mayor paso, de gigante, como sociedad que vamos a dar hacia una igualdad real. Lo importante es que estén todos los derechos». Repite esa aseveració­n cuando se alude al cisma dentro del propio colectivo, con otra entidad, la Plataforma Trans, más partidaria de enrocarse en posturas rígidas y no bajar un milímetro de las reivindica­ciones del primer texto de Podemos. «Las diferencia­s son mínimas; cada uno tiene su opinión, y hay que valorar que en una, dos, o cinco mil leyes, estén los derechos representa­dos», se despide Sangil.

«El PSOE nunca planteó pedir un informe médico para cambiar de sexo»

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