ABC (Castilla y León)

El ángel de los enfermos de cáncer

La jubilada británica que fundó la asociación de cuidados paliativos Cudeca ha fallecido en Málaga a los 92 años

- PABLO MARINETTO

Se fue en paz, serena y rodeada por quienes la acompañaro­n en su proyecto más íntimo: ser el ángel de la guarda de los enfermos de cáncer hasta el final. La jubilada británica Joan Hunt, fundadora de Cudeca tras la muerte de su marido en 1997, falleció el pasado jueves en Málaga a los 92 años, dejando un legado de generosida­d, compasión y amor por los demás por el que siempre será recordada en Málaga y Andalucía.

Esta mujer de tez clara y sonrisa amable pasó los últimos años de su vida siendo la mano amiga de tantos a los que el cáncer y otras enfermedad­es terminales marcaron el final. Hace casi 30 años que Hunt, nacida en Liverpool en 1929, aterrizó junto a su marido en la Costa del Sol para su retiro tras décadas de duro trabajo en Inglaterra.

Se crió en el seno de una familia humilde de origen irlandés y fervientem­ente católica y pronto recibió los primeros reveses de la vida. A los dos años contrajo una artritis séptica que le dañó la cadera y de ese trance le quedó una cojera de por vida que, a pesar de todo, no le impidió salir adelante y labrarse un futuro desde adolescent­e.

Su madre falleció muy joven y tuvo que hacerse cargo de su familia mientras trabajaba y trataba de superar sus limitacion­es de movilidad, hasta que conoció a su marido Fred, un hombre divorciado y bastante mayor al que ellos nunca aceptaron.

Con él, y como muchos otros compatriot­as, llegó a la Costa del Sol para disfrutar de las bondades del Mediterrán­eo, pero el cáncer hizo acto de presencia y se llevó a Fred, quedando viuda en un país extranjero y sin conocer el idioma. Lejos de derrumbars­e, volvió a sacar la fuerza que cultivó desde niña y puso en pie Cudeca para extender las alas del ángel de la guarda que fue para su marido.

La Fundación, con una extensa red de voluntario­s y tiendas solidarias, ayuda cada año a más de 1.500 personas ofreciendo cuidados paliativos de calidad a pacientes oncológico­s y de otras enfermedad­es en fase avanzada y terminal. Pero la herencia de Joan Hunt va más allá. Dan apoyo a los familiares de los enfermos, los acompañan en el duelo y además impulsan programas de formación e investigac­ión para mejorar los cuidados paliativos y contribuir a que los pacientes lleguen al final de sus vidas con dignidad y en paz.

De esa forma se despidió también el alma máter de Cudeca, que se fue animando a cuidar y mejorar la labor social a la que dedicó su jubilación. «No enviéis flores a mi funeral, enviad un donativo», dejó escrito antes de morir.

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// JESÚS MADRIÑÁN
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