Lo que buenamente salga, para ir tirando
Aspirante a casi todo en sus mejores tiempos, la expresidenta andaluza asumió ayer su nueva condición de jarrón chino. El problema es dónde ponerlo, si en la salita o en el recibidor. Sin otra actividad conocida que la de vivir del presupuesto a través de su carné socialista, tarjeta dorada, Díaz se ofrece ahora como chica para todo, «ayudando en lo que esté en mi mano», dice. El sueldo público, que no le falte.