El exjefe de la UDEF se desmarca de Kitchen y niega presiones de Fernández Díaz sobre Gürtel
▶ Asegura que todos los mandos sabían de las empresas de Villarejo aunque lo nieguen
El comisario que fue jefe de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía, José Luis Olivera, negó ayer ante el juez de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón haber estado al tanto de la operación Kitchen o haber participado en ella. Como imputado y en respuesta exclusivamente al instructor y su abogado, Olivera acabó ofreciéndose a volver otro día a declarar, dado que aún no conoce a fondo el sumario y el juez le hizo saber que lo que declaraba no se compadecía con los indicios acumulados a lo largo de los tres últimos años. Entre ellos, los audios en los que el comisario José Manuel
Villarejo le habló de aquella trama para sustraer información al extesorero del PP Luis Bárcenas y se jactó en su presencia del material obtenido.
Todos esos indicios están ya en el sumario, pero Olivera comparecía ayer por decisión de oficio del juez y a partir de un hecho muy concreto: El principal investigador de la Gürtel, Manuel Morocho, le señaló como supuesto interlocutor del otrora ministro del Interior Jorge Fernández Díaz dentro del cúmulo de presiones que aseguró, sufría durante las pesquisas. Según el testigo –obligado a decir verdad–, Olivera le sentó en un bar en junio de 2013 y después de ofrecerle un puesto en Lisboa, respondió a una llamada dejándole entender que era el ministro interesándose por ese cambio de destino. Percibió que se lo querían quitar de encima.
Lo que aseguró ayer Olivera es que no tenía contacto con Fernández Díaz, ni siquiera su teléfono –como tampoco con María Dolores de Cospedal, su marido ni el secretario de Estado Francisco Martínez–; que fue el propio Morocho quien le contó que le habían ofrecido Lisboa; que es un «narcisista» por darse tanta importancia y que quien le llamó aquel día fue su mujer para saber dónde estaba. De hecho, acabaron ambos cenando con ella en su casa. En esto sí coincide con Morocho.
Pero si algo dijo Olivera que no pasará desapercibido en el resto de la causa fue que en la Policía «todos» los jefes sabían que Villarejo tenía una doble vida empresarial y que sus negocios se utilizaban «como entramado de cobertura», aunque ahora lo nieguen. Mencionó tres ejemplos: un narco fugado, Malaya y la propia Gürtel, pero había más. Por lo que a él respecta, colaboración profesional con la información que llevaba Villarejo, pero nada más, según las fuentes jurídicas consultadas por ABC. Niega haber cobrado de la trama, como sospecha la Fiscalía.