ABC (Castilla y León)

Los «olés» españoles acallan a la bulliciosa mayoría croata

- J. A. P. COPENHAGUE

En el campo fue otra cosa, pero en las gradas del Parken Stadion no hubo color. O mejor dicho, hubo dos: el rojo y el blanco ajedrezado de las camisetas de Croacia que portaban prácticame­nte todos y cada uno de los 8.000 aficionado­s balcánicos que firmaron una mayoría absoluta de libro. En el otro extremo apenas podían hacerse notar los pequeños grupos de españoles que aparecían diseminado­s por el estadio. Los croatas, además, gritaban mucho, así que parecían el triple. Se hicieron fuertes en uno de los fondos y en el lateral del estadio, el mismo donde cayó desplomado Eriksen hace poco más de dos semanas. Por el mismo túnel por donde el jugador danés salía en camilla camino del hospital fueron apareciend­o los jugadores de uno y otro equipo. En la ovación a los croatas se advertía con claridad las pasiones que desata Modric, el receptor de todos los cánticos.

La remontada de España hizo asomar los primeros «olés» españoles y por momentos se igualó la cosa. Pero el arreón final croata enervó a sus seguidores, que llevaron en volandas a su equipo para que el encuentro acabara en la prórroga. Ahí se vivió un momento surrealist­a. Dos aficionado­s saltaron del fondo y camparon a sus anchas en el área de España celebrando el gol sin que ningún miembro de seguridad se moviera de su sitio. Fueron ellos mismos, por su propio pie, los que decidieron volver a la grada. También emborronó su viaje la lluvia de cervezas con cada gol español, sobre todo con el de Morata. En la prórroga ya solo tuvieron fuerzas para aplaudir una vez más a Modric cuando su capitán fue sustituido, completame­nte desfondado.

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// EFE

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