Los seguidores del León del Panshir se enfrentan solos a los talibanes
▶Los islamistas rodean el valle del Panshir y ha habido varias escaramuzas, pero siguen negociando ▶Los soviéticos asaltaron este lugar con 30.000 hombres, 160 carros de combate y helicópteros, sin éxito
Solo el Panshir se ha resistido a jurar lealtad al ‘emirato’ impuesto por los talibanes. Desde el primer momento el gran líder local, Ahmed Masud, llamó a la resistencia armada frente a los islamistas, pero con el paso de los días se han intensificado los contactos y de momento no hay choques de alta intensidad a la vista, aunque sí alguna escaramuza. «Mantenemos conversaciones con los talibanes y la atmósfera es positiva. Ambas partes hemos decidido apostar por la paz y evitar los ataques», informó Hafiz Mansour, miembro del recién formado Frente de Resistencia Nacional, creado para englobar a todos aquellos que quieran hacer frente a los talibanes.
Masud tiene 30 años, regresó hace cinco de Londres tras terminar sus estudios y es hijo del legendario comandante muyahidín Ahmed Sha Masud, asesinado pocos días antes del 11-S y considerado héroe nacional antes de la llegada de los islamistas. Desde la victoria del ‘emirato’ se ha prodigado en medios internacionales con entrevistas en las que exige un gobierno integrador como único camino para mantener la paz. «Nuestra demanda es grande y no se limita al Panshir, como nuestro trabajo. Nuestra lucha es por todo Afganistán», escribió recientemente en su cuenta de Twitter,
Esta pequeña provincia montañosa al norte de Kabul está blindada por la muralla natural del Hindu Kush y el valle que surca el río de los ‘cinco leones’ (que es la traducción de Panshir) ha sido escenario de algunas de las más importantes batallas que se recuerdan en Afganistán. El escritor afgano Natiq Malikzada recuerda que «Kachkan es la tierra en la que no pudo entrar Alejandro Magno y Kachkan es el primer nombre de Panshir, Genghis Khan también sufrió para poder entrar… la verdadera dificultad para conquistarlo es su gente. En la época moderna ellos fueron quienes lanzaron la guerra de guerrillas contra el Ejército Rojo, que luego se extendió por el resto del país».
Afganistán es un crisol de etnias y las cinco principales son los pastunes, tayikos, uzbekos, turcómanos y baluchis. Si Kandahar es el epicentro pastún, la etnia mayoritaria en el país, el Panshir es el bastión de los tayikos, la segunda más importante. Los primeros hablan pastún, los segundos dari, un dialecto del persa. Los pastunes forman la columna vertebral de los talibanes, los tayikos intentan alejarse del extremismo religioso y se erigen como una alternativa de poder más integradora.
Misión imposible
«A la hora de combatir, los militares aseguran que se trata de un valle al que se puede entrar, como lo hicieron los soviéticos, pero luego la salida es un desafío enorme por su orografía, a veces una misión imposible», comenta Malikzada. Un ejemplo de esta dificultad es que la imagen bucólica de las montañas siempre verdes y el río caudaloso partiendo el valle está acompañada de un cementerio de chatarra de antiguos tanques y vehículos soviéticos. Se han convertido en par
te del escenario local al que todos se han acostumbrado.
Asalto feroz
Ahora son los talibanes quienes ponen cerco a los hombres de Masud, en los ochenta fueron los rusos, que asaltaron el valle en nueve ocasiones, una por cada año que estuvieron en Afganistán. «El más feroz de todos los ataques fue el séptimo en el que emplearon 30.000 soldados, 200 helicópteros, 60 cazas y 160 tanques… no pudieron someter a los milicianos», recuerda Malikzada apelando a esa épica a la que estos días apelan el joven Masud y el vicepresidente Amrullah Saleh, también tayiko y refugiado en el Panshir desde la llegada del emirato.
Como en el pasado, piden ayuda a Francia, Estados Unidos y el Reino Unido para resistir, el problema es que ahora la prioridad de París, Washington y Londres es la retirada. Al Panshir le quedan sus hombres, su leyenda y las montañas para plantar cara al emirato.