El II Premio de la Fundación Palarq, en octubre
Invitados por la Fundación Palarq, diversas personalidades fueron testigos de cómo los arqueólogos recuperaban los restos de los últimos caballos. Guiados por Sebastián Celestino y Esther Rodríguez, director y codirectora de las excavaciones, pudieron comprobar además el estado del yacimiento pacense, que fue galardonado con el I Premio Nacional de Arqueología y Paleontología que concede esta institución.
Entre los asistentes que acompañaron desde Barcelona a Antonio Gallardo, presidente de la Fundación Palarq, se encontraban varios patronos de la institución y miembros del jurado de los premios, como Luis Monreal, director general del Aga Khan Trust for Culture, la paleontóloga francesa Brigitte Senut, Pepe Serra, director del Museo Nacional de Arte de Cataluña, el presidente de RBA, Ricardo Rodrigo, o la catedrática de Arqueología Margarita Orfila. Desde Madrid acudieron el director del Museo Arqueológico Nacional, Andrés Carretero Pérez y su esposa, la arqueóloga Belén Martínez Díaz.
Gallardo apuntó a ABC que el 7 de octubre prevén que se reúna el jurado del II Premio Nacional que concede. «En teoría toca alguien de Paleontología, pero ya veremos».
Excavaciones en el patio de las Casas del Turuñuelo donde se han encontrado huesos de 41 équidos, así como una parte de una estatua griega del siglo V a.C.
Universidad de Extremadura. De momento, han obtenido unas 30 muestras que compararán con las de otros yacimientos, como Cancho Roano o El Portalón. Al ser una cantidad notable de équidos, Lira confía en descubrir «qué características tenían los caballos domésticos de la Primera Edad del Hierro». También los análisis de isótopos de estroncio y oxígeno que están realizando Silvia Valenzuela y Ariadna Nieto arrojarán luz sobre su movilidad y su origen.
Tres años de espera
Los huesos de los últimos dos caballos fueron extraídos a comienzos del verano. Tras permanecer tres años paralizados por la falta de acuerdo entre el propietario del terreno y la Junta de Extremadura, la declaración del yacimiento como Bien de Interés Cultural ha permitido reanudar los trabajos al equipo del Instituto de Arqueología (CSIC-Junta de Extremadura). Esta larga espera ha sido «un factor negativo» para la conservación de estos últimos restos, según explica Rafael Martínez Valle, del Instituto Valenciano de conservación, restauración e investigación de bienes culturales. Sin embargo, gracias a las precauciones tomadas al finalizar la campaña de 2018, «no ha sido un daño irreversible», añade.
Como no hay mal que por bien no venga, con las lluvias caídas en estos años se han abierto cárcavas en el yacimiento y los arqueólogos han podido ver que justo detrás del corredor que rodea la planta baja del edificio hay otro pasillo que también le da la vuelta. Y donde pensaban que terminaba el complejo, han descubierto que continúa. «Desde ese punto hasta el final del túmulo hay tres metros y esto da o bien para que haya más escalones para salvar esos metros o una rampa de acceso o lo que sea, porque a los caballos tuvieron que meterlos de alguna forma. Y recto no puede ser porque hay demasiado desnivel», explica Sebastián Celestino, director del proyecto ‘Construyendo Tarteso’.
Sus próximos pasos se encaminarán a ver qué se esconde en esa zona hoy enterrada y qué hay detrás de la puerta de la habitación del individuo muerto del piso superior, donde encontraron la única inhumación tartésica que se conoce (en esta época siempre se incineraba a los muertos). Le han llamado Desi y lo han apodado ‘el centinela’, porque fue encontrado junto a la puerta, con dos lanzas a su lado. «Sabemos que tenía 24 años, que medía 1,65 (era alto para la época) y ahora están examinando el ADN para intentar conocer su origen y si sufría alguna enfermedad. No parece una muerte violenta», relata Celestino.
Antes de abandonar el túmulo, del que aún solo se ha excavado un 25%, llaman la atención del director de las excavaciones por un dibujo circular grabado en la pared, junto a la entrada de la sala del altar y la bañera-sarcófago. Un misterio más en un yacimiento que no deja de sorprender.
Corrida goyesca. Lleno aparente, sobre un aforo del sesenta por ciento. Se lidiaron toros de JandillaVegahermosa, de juego desigual, destacando 5º y 6º.
pinchazo y media estocada (palmas); estocada (dos orejas); estocada tendida y un descabello (dos orejas).
estocada caída (palmas); pinchazo y estocada ligeramente caída (oreja); estocada (dos orejas).