ABC (Castilla y León)

Ganaderos, en mayúsculas

- IGNACIO MIRANDA

res semanas después del devastador incendio de Ávila nadie se acuerda del infortunio ocurrido. Los grandes titulares y los enviados especiales de las television­es duraron las jornadas en las que hubo llamas. Porque nuestra memoria —la real, no la histórica repleta de sectarismo— es cada vez más frágil. La dramática realidad a la que se enfrentan ahora los habitantes de los municipios afectados ha dejado de ser noticia. Un duelo de cenizas que deben encarar en espera de la otoñada y las lluvias, para tratar de rehacer tanto sus vidas como sus negocios en medio

Tde la desolación que dejaron el fuego y el viento, malditos cuando coinciden. Gentes recias del Valle de Amblés y la Paramera, acostumbra­das a la extrema dureza tanto del terreno como del clima, que ahora sufren otro garrotazo del destino. Uno más dentro del sufrido campo español.

Como nota positiva, tenemos que quedarnos con el aluvión de solidarida­d de los ganaderos de comarcas y provincias colindante­s con los compañeros que lo han perdido todo: reses, pastos, naves, tenadas... Una caravana incesante de camiones con paquetes de paja y heno que ha llegado a las fincas calcinadas para que pueda alimentars­e de forraje el ganado que ha sobrevivid­o. Fetén. Donaciones de una tierra generosa que sabe estar a la altura de las circunstan­cias en la adversidad, de una sociedad civil diligente y sensible que no se deja fagocitar por el rodillo de partidos, sindicatos, patronales y otros entes apesebrado­s, un cáncer de nuestra democracia. Porque en medio de esta opinión pública narcotizad­a y cataléptic­a, instalada en la modorra permanente, incapaz de movilizars­e cuando se atacan sus derechos, todavía queda una cierta capacidad de reacción.

En nuestro agro, la actividad pecuaria es complicada. Con frecuencia, se la demoniza por ignorancia e intereses espurios: desde los efluvios de las vacas hasta el uso de antibiótic­os. Por eso, dedicarse a la ganadería en Ávila ya reviste tintes de heroísmo. En 2020 hubo 1.501 ataques de lobos. Al hallarse al sur del Duero, no es especie cinegética. Las manadas campan a sus anchas y matan animales casi a diario. Es el panorama que nos espera con la deriva ecologista de despacho de la ministra Ribera y sus palafrener­os. Los costes de producción, léase piensos o electricid­ad, no paran de subir. Y, para colmo de males, la vigente Ley de Montes impide el acceso del ganado a las áreas calcinadas durante cinco años. Cabe suponer que se hará una excepción. Por una pura cuestión de superviven­cia y prevención de futuros siniestros si no se aprovechan los pastos. Hay que quitarse el sombrero ante los ganaderos abulenses, criadores vocacional­es, amantes del campo con o sin PAC y reflejo de una resistenci­a numantina para mantener vivo este rincón de la España vaciada, del que salen alimentos de gran calidad. Ganaderos, en mayúsculas.

 ??  ?? Fe de ratas en CyL
Fe de ratas en CyL
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain